miércoles, 23 de septiembre de 2009

Una de las 10 000 cosas que ya me sucedieron

En estos días he estado recordando esas pequeñas y tan curiosas cosas que ya me sucedieron y una particularmente ha rondado mi cabeza... Yo como toda la gente normal (je) me he rayado con un lapicero, pero lo curioso no fue eso... Un día, uno de esos días en los que tenía tiempo para rayarme la mano completa con una pluma de esas clasicas, empecé a decorar con pequeños símbolos la palma de mi mano... Todos saben que la adolescencia es una de las etapas de la vida en que uno puede (casi debe) tomar siesta. Y nada como levantarse al baño en medio de la siesta, sin embargo, todo se torna diferente cuando en mi rostro aparecieron una serie de marcas tipo tatuaje, de procedencia misteriosa y haciendo ruido a una mente somnolienta estaban ahí, en mi mejilla todos los simbolitos que había dibujado en mi mano. Es divertido recordar mi desconcierto y el tiempo que tardé en concluir de donde habían salido las marcas de mi rostro, pues han de saber que mi lógica no respondío de inmediato y todas las conjeturas divinas que caben en una mente adolescente y establemente retorcida me hicieron sentir profundamente especial. Cosas que uno vive solo.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Una de las 10 000 cosas que ya me sucedieron

Una tarde cualquiera de otoño tuve la gracia de caer como buen actor de comedía fina resbalando con las hojas secas (paradojicamente humedas) para caer sobre mi mochila y levantando ambos pies al cielo como reverencia a un Dios que se complace con los clichés...

El cómodo abismo


Jamás imaginé los tremendos dolores que ocasionaba la comodidad, hasta que un día, después de caer en la trampa de la oferta perfecta salí de la tienda con un ticket que me hacía acredor a un colchón, uno de esos gigantes donde cabe (o cabía en mis tiempos infantiles) toda la manada de hermanos y sobirnos que se juntaban en vacaciones a ver películas toda la noche... en fin que colchón (virtual) en mano llegué a mi casa entusiasmado por finalmente hacer algo con ese brazo que colgaba todas las noches y que me estaba produciendo un malestar crónico en el hombro y el cuello... Antes de acomodar el colchón donde sería su lugar, por falta de bases (de las de madera no de las ideológicas o argumentativas), lo dejamos en la sala y empezamos a dormir ahí... todo iba bien, excepto que todos los días amanecía con dolor de espalda por estar maniobrando toda la noche con semenajte terreno al que mi cuerpo no se acostumbraba.. además. permitanme agregar que si el colchón es ksz y la cobija sigue siendo individual la falta de congruencia ocasiona más problemas que la falta misma de terreno... Los dolores de espalda eran soportables, pero una mañana, una mañana con el colchón aun en la sala se produjo en mi ser el dolor más predecible que uno pueda pensar después de que una tía le dijo que para las parejas son mejores los colchones pequeños... y es que ya para sumarse a toda la serie de episodios que me matan de miedo (como el sonido de telefonos celulares o de los teclados o incluso de los autos o el msn), esa mañana vi que estabas del otro lado del infinito (cuestión de percepción matutita y somnolienta del autor) colchón... en ese momento se produjo el dolor más absurdo y más infantil al que se puede atender una mañana cualquiera de lunes... dicho esta de paso que la escena fue la perfecta metáfora de mi fantasma dentro de poco tiempo, cuando lo infinito sea cruzado en avión... Feliz Vi(d)aje !!!!!!!

viernes, 18 de septiembre de 2009

Una de las mil cosas que no me sucedrán

No me saldrá cola... a menos que por alguna situación, algo como un una calcifiación extraña, una protuberancia se pronuncie al final de mi columna vertebral... uno nunca sabe...

Una de las mil cosas que no me sucederán

Voy a presentarles esta sección...

Anoche, mientras veía una película de esas en las que exíste el amor verdadero y la felicidad, me di cuenta que hay tantas cosas que no me sucederán y otras tantas que tengo un miedo inmenso que no me sucedan, de eso estaré hablando por acá, puede que un día juntos nos demos cuenta cuales son las que realmente jamás jamás sucederán...

Sin título

No sé bien con cual de todas las ideas iniciar este espacio de escritura, puedo tal vez hablar de las mil cosas que nome sucedran o de las 10 000 que ya me han sucedido. Debo confesar que he reabierto este lugar por inspiración de un terron de sal rescatado casualmente de mi memoria. Empezaré entonces por dar la bienvenida a todo aquel que decida leer y seguir este espacio, estas letras que han de contar todo tipo de aventuras que suceden en este mundo. Feliz lectura! Y mientras sigan comentando yo sigo escribiendo (eh?).