domingo, 27 de noviembre de 2011

Yo Te Amo

El tiempo en el que amo es la gloria de mi alma, el tiempo más sagrado por el que vine a este mundo.

Pasaba la noche en vela y al llegar la mañana se dormía para encontrarla en sus sueños, bajo las estrellas preferia verla dormir, quedarse contemplado su cuerpo con la firme intención de alcanzar a ver su alma.
Un día en el desierto de sus sueños cayó desfallecido a falta del agua que bajaba por las montañas del cuerpo de la que entonces estaba despierta viviendo una vida con la quél tan sólo soñaba, ahí mueriendo lentamente se debatía entre dormir para siempre o despertar e intentar vivir aunque fuera sin ella, aunque no pudiese nunca más escuchar su voz, tan sólo se conformaría con recordarla cuando el viento le llevase su perfume o quizá un día después de muchas lunas la olvidaría sin saber si volvería a amar, a contemplar en la noche una silueta con tanta entrega, con la paciencia en que las flores abren su capullo para ofrecerlo al sol y a la lluvia.
Que dificil es elegir una vida vacia, no sé bien si llamarle entonces vida o tiempo de respirar... Abrió los ojos en el sueño en el que llegaba a su fin y cuando decidió dejarse morir para estar en el amor con ella, frente a él aparecio una cascada que nutrio su alma y le hizo volar.
Una vez vuelto al mundo, despierto, fresco, pleno de una verdad, salió de su habitación, caminó por un pasillo hasta la siguiente puerta, tocó y al verla salir simplemente le dijo Yo Te Amo...

lunes, 21 de noviembre de 2011

Un momento

Tengo tantas letras como palabras atrapadas en mis manos, en mi garganta siento una avalancha cautiva por el último resquicio de cordura que le queda a mi ser. Tengo en mi pecho un sentimiento sin nombre, resultado del encuentro de tanto sentir, tanto pensar, tanto que termina siendo nada, una tremenda nada que me deja lleno de vacio, ese espacio donde resuena la música, donde nada cabe, porque está lleno de algo sin sentido, sin color, sin textura, algo que no puedo ver y a la vez no puedo ignorar, tan grande que ocupa mi vida entera. En el camino de resignificar este es el momento de riesgo donde perdemos el sentido de todo, ese momento en que la vida pende de un hilo, donde la sonrisa se pierde junto con la mirada que se dirije a lo inexistente. El momento en la oscuridad es necesario para reconocer la luz. Y un par de ángeles me han mirado ahora dándome la clave para lo que sigue.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Declaración de mi humanidad

A veces se me olvida cómo son las cosas, a veces una luz me deslumbra y me impide ver, yo creí que era el sol, pero dos pasos atrás pude ver ese gran reflector que construí yo mismo. Esta noche, ciego, atontado por una droga que vive en mi espiritu, carente de fuerzas y perdido en el bosque de unas ilusiones que he dejado de sentir mías, así, mal herido, respiro; algo deben dejarme los años, ya no puedo hacer lo mismo que hacia antes, ahora seré yo el dueño de mi caballo. Desde aquí, desde este rinción donde siempre he viajado, buscaré refugio en mi guarida, iré a un lugar lleno de pingüinos, me recostaré en el hielo hasta que mi corazón grite de dolor. Esta vez dejaré que duela, aun siendo fuerte puedo sentir, y siento, siento que la vida se detiene y un dolor que nace de la tierra me atraviesa entero. Aquí me quedaré, mirando mi dolor, asumiendolo como es, sintiendo como toca hasta el último de los dedos de mis pies, viviendo esta forma de morir, perdiendo... A todos los que ven virtud en mí les digo, que este soy yo, completo, humano, errante, sensible, herido, y hoy me daré permiso de caer. Si, soy luz y como todos sabemos, toda luz tiene su sombra... así que me quedo aquí mientras pasa la tormenta, y sentiré... y responderé con la verdad, y perderé la calma, y lloraré, quizá hasta consiga gritar... y cuando mi alma esté sana de nuevo, volveré, brillaré, soñaré... primero, pongamos fuera este dolor. Yo soy, y me duele.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Abrazo de viento

En la noctura visión de un sueño se encuentra la razón de mi desvelo, en el oleaje del mar ardiente podrás ver mi pasión latente... Yo no predico más allá de lo que creo, ni creo por siempre lo mismo. Me transformo y renazco cada tanto, para seguir en el mundo caminando. De borroso rostro es mi destino, de sangre fria mi coartada, de dulce contenido mi mirada, pues asesino soy de la nada. He venido a pescar en el desierto, de aire una caricia y en el viento, un abrazo que perpetre mis sentidos, que colme mi razón y deje a su paso un alarido. No soy yo un atleta, ni guerrero, no soy vencedor de mil batallas, sólo soy algo más que dos canallas que roban a la vez un corazón. Soy un jugador que en el casino, todo apuesta a un número que pierde, pues no es razón del azar lo que predice, como no es fácil pensar cuando la sangre hierve. Forastero de mis ojos siempre he sido, encantado de sonrisa, Dios de nadie, entregado a una vida que sucede cada día y su alma me regala con el baile. Nado en el púrpura de la sabiduría, de una niña que en mis ojos pinta y juega, de magia veo el mundo aunque en mi vida, siempre diga mi juez que voy a ciegas. Me despido ahora de este rato, en que entrego a mis signos un retrato del amor que acontece en la pradera de mi invierno y lo vuelve primavera. Sin sentido escribo para quien entiende, el tunante andar que traen las flores, al pasar días y años en maceta, cuando el campo las reclama con el grito de los grillos y las aves. Nada rima en mis palabras, nada suena, nada sabe, nada huele, ni enevena, nada siente un hombre anestesiado, que a su vida le cortó las venas.

lunes, 7 de noviembre de 2011

De lo que estoy siendo

En el azul del mar hay miles de colores, más que los cientos de tonos de verdes que podemos contar en un paisaje de campo. Las nubes, en su siempre continuar crean a su paso millones de efímeras formas. Ningún camino es el mismo al regresar, pues nuestro andar, el paso puesto en esa tierra ya la ha modificado. Decidme entonces, en ese mundo de formas, colores, posibilidades y transformaciones, por qué he de ser yo el mismo cada día; por qué se me ha de cuestionar un cambio de opinión, un aprendizaje o incluso la renuncia a lo antes adoptado. Yo soy el mar, el campo, las nubes y el camino. Soy las aves, las hojas, los peces, el viento mismo. Soy la laguna y la pradera, soy la meseta y la montaña, soy el río y a mi paso esculpo rocas y soy a la vez, la roca que esculpo. Hoy me miro en este paso, en un ir y venir sin contemplar fracaso, pues cada intento es un logro en el nutrir de mi alma, no busco la eterna calma, sino el bailar de mi fuerza en comunión con el silencio que susurra en el lado oscuro de mi pecho. Dejo aquí la orquídea que he robado, dejo una vela encendida pretendiendo ser incendio, dejo la telaraña en mi conciencia y el clamor de un vaso medio lleno.