miércoles, 27 de abril de 2016

El último café

Siempre queda espacio para un último... no importa lo que sea, pero siempre existe. La vida me ha enseñado que nunca hay segundas oportunidades, que la oportunidad siguiente es nueva o no existe, es el mismo principio del río que es y no es el mismo. La vida tiene sus rayas, sus acordes, sus aromas y los viajes que cada uno hace dentro del misterioso laberinto del tiempo que nos habita.
Frecuentemente recuerdo esa película donde una persona era en realidad el personaje de una historia que alguien más escribía o quizá aquel personaje era en realidad una persona, el asunto es que quisiera saber de qué mano salen las letras que describen los caminos que tomo a cada paso, lo que acomoda y desacomoda mi mente, lo que me da ese incierto toque de locura y el descosido perfecto para andar de interesante por la vida.
Esta noche, ni siquiera es de madrugada, ni siquiera tengo excusa, no tengo razones, no tengo nada más que los restos de un café que me transporta, suficiente para una taza, una taza que bien pudiera ser veneno o el más fino de los licores, pero no, es café, porque así de simple resultan ser las cosas.
Un ser humano cualquiera no sabe reconocer el ardor de una herida, no sabe, no entiende y no concibe lo que se siente la caricia del fuego del infierno, tampoco ha vivido un sólo día en el paraíso ni ha comido fruta prohibida que le destierre del mismo bajo el castigo de un Dios, a fin de cuentas, el que sea.
Yo en cambio, me paro desde hace más de 20 años a mirar las estrellas y pedirle un par de cosas, ninguna de ellas concedidas, porque cuando uno tiene un destino, los deseos no interesan o quizá son esos deseos parte de la lección, aceptación, el reto de la ambición del hombre.
Voy en este instante a preparar café... quizá porque con el pretexto del deber quisiera provocar un insomnio que me libre de cualquier pesadilla o quizá porque auténticamente quisiera resolver los pendientes de diario para mañana amanecer perdido en un sueño y tener el derecho de quedarme.