viernes, 7 de noviembre de 2014

Desorden de luna

Déjame esta noche hablar con la luna, perderme en el brillo que destaca entre las sombras de la noche, deja que mis pasos lleven este cuerpo y el alma que contiene a lo más profundo del mar, donde la luz es secuestrada y no es posible respirar. Tan sólo por un instante quiero ser parte de ese universo donde no es necesario dar la vuelta, donde el mundo no termina cuando escapas de mis ojos. En esta noche de luna llena, quiero que lo imposible sea mi sueño y que las mareas me lleven tan alto como para perderme en la falta de gravedad que siento en presencia de la luna llena. 

En la vida de mis ojos nace un mar que eleva su marea, en la punta de mi pecho suena el incesante canto de quien cae sin retorno a un vacío que desconoce, en el fuego de mis manos arde el destino de una noche que no existe y en la planta de mis pies vive el camino que no ha de ser recorrido de la mano de un clavel. 

No sabría cómo llamarle a quienes buscan su destino debajo de las piedras, entre las patas de los grillos o en los mercados cualquier domingo. Tampoco alcanzo a comprender cómo un algodón de azúcar desaparece si cierro los ojos y como mis ojos se cierran si quiero verte rodeada de nardos en el medio de un puente de la ciudad. No soy quien conoce la clave para entender la vida de los peces o la memoria infalible de los elefantes, ni siquiera logro descifrar el ir y venir de tu mirada cuando pones tu mano en mi cabello y tus dedos hacen esa magia para que mis ojos se cierren un segundo. 

Soy cualquiera, casi nadie, soy todo y la mitad de alguna cosa, también soy esto y es posible que con el paso del tiempo pueda ser aquello. Soy el que se pierde en un mar de pinturas y lienzos, soy mentira cuando la verdad no existe, soy un falso en el contacto de nuestras vidas, soy el nulo recuerdo del cóctel creado en la barra del destino que infame nos cuenta la historia de lo que pudo ser. 

Y las letras como siempre se disparan más allá de mi voluntad, sin el mayor de los sentidos para quien no quiere ver, y contando la historia para aquel que valiente abre su alma a la inevitable vida del vagabundo que termino siendo cada noche en la cascada de lo alto de mi esperanza. 

No hay manera de seguir, no hay manera de poner orden al sentir que me aborda cuando surge aquel felino que habita en la guarida de mi espíritu. No se puede contener el deseo de ser quien soy, la manía de viajar aunque me encuentre encerrado en una nube, de suceder, suele generarse una tormenta. Sólo por eso hoy caigo rendido ante todo lo que habita en cada parte de mí, reconociendo lo vil y lo noble, lo gentil y lo rufián, lo generoso y egoísta, lo increíblemente antagonista que es posible ser. Esta noche dormiré entregado a la luna, aunque se encuentro años luz de mi abrazo, aunque mañana al despertar no pueda verla más y crea ilusamente que se ha ido, siempre llegará una noche más para decirme que tan sólo había salido a recorrer el mundo lejos de mi mirada. 


domingo, 28 de septiembre de 2014

Jarocho: Primer acto

Una declaratoria de igualdad, aquello que muchos grupos involucrados en cuestiones de derechos quisieran ver y que la mayoría de las ocasiones se confunde entre las imposiciones de cuotas a cumplir, nada que promueva una verdadera diferencia. Sin embargo, en el son marcado por un concierto de pies que imponen su ritmo sin diferencias, ahí es donde encontré la expresión de la igualdad posible entre hombres y mujeres- Esa sensación me dejó el primer acto de Jarocho, una serie de momentos en que "todos iguales" hombres y mujeres expresaban su fuerza, pasión, gracia, dedicación y belleza. Tan difícil nos resulta concebir un mundo de igualdad, donde todos y todas tengamos el derecho de elegir entre las opciones que este maravilloso mundo nos ofrece. 

Confieso que disfruté todo el espectáculo sintiendo en mi pecho el palpitar de un corazón que se bautizó Jarocho a punta de noches de luna caminadas por Los Berros o disfrutando en Los Portales, incluso en un infinito malecón que en tiempos de tormenta muestra el espectáculo de un mar revuelto como mi propia alma; pero a través y en medio de las lágrimas, los recuerdos, la añoranza y el deseo, se quedó en mi mente la magistral escena del primer acto, estudiar a bailarines y bailarinas compartiendo elementos que marcaban una consigna, este espectáculo lo hacemos todos y todas, tan importante es mi golpe de zapato como el tuyo, tan bello y gracioso el ondear de mi mano como de la tuya, este es un espacio para brillar con la maravilla del ser humano sin importar los detalles diferenciados de los cuerpos, para tu cuerpo y el mio hay posibilidades de acompañar la música y juntos haremos de ésto el arte de sacudir la tierra con nuestro ser. 


Me parece decididamente bello, magistral, con la simpleza de las gloriosas flores en primavera y con la sabiduría del fuerte oso (u osa) en el invierno. Qué más da si eres nardo o margarita, las posibilidades que se abren a nuestros pies no están determinados por la última letra de tu nombre. 

Y así me fui a dormir, así mismo desperté, sintiendo que en algunas mentes y corazones es posible concebir un mundo abierto más allá del invento aquel que nos divide. 

lunes, 30 de junio de 2014

Sin ritmo

Encontré una poesía tirada en la basura, estaba construida con el dolor de un hombre, la dibujó con sus pies mientras andaba un camino que alguien puso por donde él pasaba. La vi desde lejos porque brillaba, la escuché ya cerca porque susurraba, la sentí en mi cuerpo mientras escapaba, se quedó conmigo porque le gustaba. 
Aquella poesía huérfana de madre se hizo compañera de mi propia sangre, salían a pasear por nubes cargadas y volvían en la lluvia por la madrugada. Yo duermo y soñando, juego a que me pierdo, subiendo y bajando directo al infierno, donde habita un diablo que gusta del té, que canta sonetos dispares sin tiempo, que escribe poesía cuando nadie mira, cuando nadie puede decirle que no puede hacerlo porque eso no es de diablos. 
Nada me interesa una rima vacía, nada los colores de un cuadro sin fondo, no quisiera nunca tirar la poesía que encuentro en el paso de quien no tiene destino. No puedes leer esto a un sólo ritmo, no puedes hacerlo sin desconcertarte, no puedo hacer nada más que decirte, que eres con tus ojos mi nueva creación, que vives del viento, que existes en  un libro que alguien escribe, que naces del agua, que vives de tierra, que viajas en fuego y mueres porque así lo ha dicho el que te escribió. 

lunes, 3 de marzo de 2014

Un encuentro con la resignación

Con la boca tirada al suelo cual árbol caído en medio del bosque y un infierno ardiendo en los ojos tras el mar que se desborda por los mismos; sentado en una inconformidad que parece instalarse en lo más profundo y que nada tiene que ver con cantidades; rodeado de ruidos interminables que hacen desear echarse al silencio eterno; así llegó la vida una noche para anunciar que no se iría, que toda la vergüenza de mi alma provocada por la sola esencia de ser persona viviría para siempre, el siempre que dura toda una vida. 
No pude más que encender la lumbre y preparar un té, me senté a la mesa con una mujer de mejillas rojas y labios partidos. De pronto, sin que nadie se lo pidiera, comenzó a hablar de lo difícil que era existir siendo Resignación Pura, respirando nada más que lo que se debe, caminando a las horas acordadas, apegándose a lo que todos quieren, hacen, dicen, piden, sin importar cuan absurdo resulte al final del día. El té se enfriaba y ella hizo una pausa para beberlo, pues no quedaba de otra. 
Así como si nada, abrí la boca para preguntarle quién era su mejor amigo; aventó un profundo suspiro que me hizo pensar que no tenía a la mano un nombre, hasta que de pronto dijo no saber si tenía amigos o verdugos que le obligaban a existir. Pensé que hablar de placeres animaría un poco el ambiente, pero mi acompañante más se sumergía en la melancolía; hasta que de pronto soltó una mueca de sorpresa, y como quien descubre de nuevo la penicilina dijo, lo único que disfruto es ese breve instante en que me vuelvo humo, aquellos momentos en que un sueño se lanza al aire y se vuelve posible por un instante, aunque lo lamentable es la fuerza con la que regreso al cuerpo soñador, es como si una estampida de alces atropellara la esperanza. Pude ver el fenómeno por mi mismo, pues mi compañera vivió fielmente su relato al expresarlo, ella misma tuvo un efímero instante de ilusión, sólo para caer en la cuenta de que aquí seguía.
El té se acaba, y la mirada ausente de ambos hace eco en todas las paredes de la habitación, yo quería ser muerte para ayudarla, quería ser casi cualquier cosa, menos su testigo, pero ahí estaba, sentado, con la bolsita de té metida en la taza, sumergida en el último charquito que se presumía más frío que mi alma en semejante compañía. 
Era tarde, aunque ninguno estaba seguro para qué, pero la expresión del tiempo nos había sido claramente impuesta para saber que la oportunidad se había ido, podíamos estar seguros de eso pues teníamos la maldición de la conciencia que nos ayudaba a entender que en esta vida vienes a hacer lo que está escrito. 
Te cuento mi sueño - le dije - Para qué - me respondió - Pues nada más, por charlar, anda que casi nunca lo cuento - No me interesa - Por qué - Porque no tienes intención de hacerlo realidad - Pero qué es la realidad, tú que sabes si no es como cerrar los ojos y ver pasar frente tuyo las imágenes de aquello que deseas, eso puede ser realidad - Sigue intentando cambiar las reglas, quizá un día despiertes en el bosque volando desnudo - Ya me ha pasado - Mentiroso - No en serio, quieres escuchar la historia - No, no tengo ánimo de ilusionarme - Pero si no son ilusiones, es la pura verdad - No es posible - Por qué no - No voy a responder eso, tú saber mejor que nadie que eso no es posible - Yo no sé nada, mira, nada nadita, ni mi nombre, menos el tuyo - Tú sabes más que nadie - Quién es ese - Deja de jugar - Pero si ni jugar sé - Que barato sale platicar contigo - Lo dices por la botana - Definitivamente, mira que te extrañaba, nadie desvaría como tú - No estoy desvariando, anda que te muestro ahora mismo - Ya te dije que no, por qué mejor no traes más té - Ya no hay té, quieres otra cosa, una berenjena quizá - Pero para qué voy a querer una berenjena - Yo que sé, uno nunca sabe cuando alguien más quiere una berenjena - En eso tienes razón, pero no, no quiero una berenjena, quiero más té - De berenjena?....