domingo, 16 de abril de 2017

No tengas hijos

El título es en serio. Hoy vengo a decirte algo muy en serio. No tengas hijos. No tengas hijos que no desees, no tengas hijos con una persona que no desea tenerlos. Si eres de esas personas que tienen oportunidad de pensar, de decidir, no tengas hijos. No los tengas si no serás capaz de reconocer tus expectativas y renunciarlas; no los tengas si no has trabajado jamás con tu propia historia, con lo que te duele, con tus carencias; no los tengas si no puedes darte cuenta de ti, si no te conoces y te reconoces, si no te mantienes atento o atenta a tu forma de estar en el mundo. No tengas hijos si no sabes cuáles son tus principios, si no los tienes o no son claros, o si no puedes ser congruente y consistente; no tengas hijos si no has cultivado tu espíritu, tu capacidad de aprender, si no reconoces tus necesidades y sabes cubrirlas, no tengas hijos si no sabes cómo acompañar a una persona en un momento difícil, No tengas hijos para que te cuiden o te mantengan cuando seas mayor, no los tengas para salvar tu relación, no tengas hijos si no te puedes alegrar con la sola existencia de una persona. No tengas hijos si no sabes buscar ayuda, si no tienes amigos, si no has sanado tu relación con tus propios padres. No tengas hijos si no tienes tiempo, si no sabes jugar, si no estás dispuesto o dispuesta a leer, investigar, preguntar o hacer lo necesario para aprender lo que haga falta para acompañarles. No tengas hijos si el peso social es más importante que tu propia felicidad y bienestar. No tengas hijos si no sabes cómo hablar de sexualidad, si no puedes respetar las diferencias entre las personas, si no has trabajado tu criterio para aceptar que la vida es diversa, que está bien ser médico y también está bien ser comerciante, que está bien ser heterosexual y no serlo, que está bien elegir vestir diferente al resto, que está bien no creer en Dios o llevar una vida espiritual diferente a la tuya. No tengas hijos si no sabes cómo estar en comunidad, si no te interesa el bienestar de tus vecinos, de tus compañeros, de los otros que te rodean, no tengas hijos si eres capaz de lastimar a otros para obtener lo que quieres, no tengas hijos si no sabes ayudar, si no valoras la solidaridad, si te ocupas en actos destructivos hacia otras personas. No tengas hijos si no sabes enseñar, si no tienes paciencia, si no sabes cómo encontrar opciones para afrontar la vida. No tengas hijos si no contemplas la belleza, si tu corazón y tu mente no son flexibles, no pueden abrirse. No tengas hijos para realizarte, para cumplir en sociedad, para seguir el camino supuesto, no tengas hijos porque es lo que toca, o para hacer abuela a tu madre , o porque tus tías no dejan de preguntar cuándo los tendrás o porque ya todas tus amigas los tienen. 
Y regresaré al inicio, no tengas hijos si no los deseas, porque los hijos que vienen al mundo con esa marca, no se la quitan de encima, te encargarás de hacérselo sentir y él o ella, jamás se sabrá merecedor de amor. No tengas hijos que no deseas, porque vas a traerlos a librar una batalla sin poder darles con qué, una batalla que será alimentada por las personas que deberían darle el amor y el cuidado, la fortaleza y sensibilidad para estar en el mundo. 
No necesitamos preservar nuestra especie, no es necesario que dejes heredero o un legado, reproducirte no es una necesidad vital, no es algo que a estas alturas necesite la humanidad. Necesitamos que nazcan los hijos de las personas que estén preparadas, con su corazón y mente abiertos, con el espíritu fortalecido, con capacidad de amar, que sepan jugar, que estén dispuestos a enseñar y aprender, que trabajen en sí mismos, que busquen un desarrollo personal, que sepan cuidarse, que se interesen en los demás. Tú no necesitas hijos para ser alguien en la vida, ni para que sea un indicador de éxito, nadie necesita hijos. Los hijos deben llegar a nuestras vidas por amor, por amor a ellos, a nosotros y al mundo.