miércoles, 23 de mayo de 2012

Los hombres no tienen un lado femenino

Hace unos días asistí a una muy mala conferencia sobre género donde tuve una revelación que probablemente muchos ya hayan tenido antes, pero que ese fue mi momento personal, el momento en el que incorporé un aprendizaje como absolutamente mio. 

La lección es "LOS HOMBRES NO TIENEN UN LADO FEMENINO", ni llevan una mujer dentro, ni nada de eso, no. Perpetuar ese discurso es seguir dejando a la masculinidad sin posibilidades de ser diferente, sin opciones, no cambiamos en nada si seguimos diciendo que los hombres para ser, por ejemplo, tiernos, deben hacer contacto con su lado femenino, no tiene por qué ser así, la ternura, la emocionalidad, la sensibilidad, el amor y todas esas cosas que históricamente se han adjudicado a las mujeres, también pueden formar parte de una nueva y reivindicada masculinidad. 

El hombre tierno NO es femenino. El hombres que siente NO es femenino. El hombre que ama NO es femenino. 

De la misma manera, los atributos asignados a la masculinidad pueden ser parte de la feminidad porque los roles de género son construcciones sociales, y así como un día se asignó el llanto a la mujer, hoy podemos liberarlo y dejar que los hombres lloren desde su masculinidad. 

Sigamos aprendiendo que el lenguaje construye realidades, que este cambio que se está promoviendo donde se pretende la igualdad en unos aspectos y la equidad en otros, tiene que ver con una reconfiguración de las cosas que hasta ahora hemos dado por sentadas. La división absoluta del nuestro mundo en dos, es una de esas cosas a cuestionar, lo femenino y lo masculino, no son opuestos, no son complementarios, son productos emergentes de prácticas, creencias y vivencias. No son opuestos porque no se trata de decir "el hombre es fuerte y la mujer débil", la debilidad y la fortaleza son conceptos, que dependiendo también como se definan en un momento y para una situación determinada, pueden tener cabida en la masculinidad y en la feminidad. Tampoco son complementarios, porque se trata del mismo asunto, decir que uno tiene lo que al otro (irremediablemente) le falta, "el hombre tiene la fuerza de la que carece la mujer, la mujer tiene la sensibilidad que necesita el hombre". No puede seguir siendo de esta manera, hay valores, atributos, cualidades, características que tienen (y deben tener) cabida en ambos géneros sin que por eso se desbarate el sentir (masculino o femenino) de las personas. 

Hombre y Mujer, reclama tu derecho a ser, sentir, hacer, vivir desde la comodidad de el género con el que te identifiques y con la posibilidad de expresarte como persona de la manera que necesites en cada momento de tu vida. 

jueves, 10 de mayo de 2012

El regalo de mamá


Voy a tomar de lo que me ofrece el universo, la idea que ayer escuché en un aula de una telesecundaria de una localidad del sur de Veracruz. Una maestra planeaba con sus alumnos el regalo para el día de las madres; tenía entre sus manos una cajita color beige hecha con una hoja de papel que tenía algunas letras impresas en ella. Yo estaba ahí de paso para recolectar unos datos y quedé maravillada con la propuesta de regalo que se hacía en aquella aula, en un lugar que quizá muy pocos de nosotros sabemos que existe; pensé un momento sobre todas las cosas que se pueden aprender en los sitios más inesperados y cuánta belleza podemos encontrar en cada momento de nuestra vida. Pero he aquí la propuesta, “van a escribirle una carta a mamá, pero no usaremos frases trilladas, vamos a hacer una carta donde puedan pedirle algo a mamá sobre cómo queremos que sea con nosotros o algo que queremos que haga por o para nosotros”. Quizá pueda parecer una idea sencilla, quizá muchos de ustedes ya la han pensado y sólo a mí me resulte fascinante, lo cierto es que aquel ejercicio traía consigo varias ideas sobre la forma en que podemos encontrarnos con los demás, en este caso con mamá. 

Puedo imaginar lo que se gesta entre las paredes rayadas de las escuelas de nuestro país, en un aula cualquier con bancas de madera, escritorio pesados y pizarrones que aun funcionan con gis, carteles sobre cuidado ambiental, decir no a las drogas o el proceso de la fotosíntesis, son el marco de creaciones que a veces sólo necesitan un poco de fe. Ahí, en ese sitio, despertó para mí la idea de que pedir es un regalo. Hay tantos detalles en el ejercicio que planteó aquella docente, desde el sólo hecho de escribirle a mamá, escribirle a alguien, comunicarnos, y comunicarnos de una manera muy especial, generar una comunicación que deja evidencia y que puede ser rescatada en otros momentos de la vida; una carta, mágico, poner un poquito de nosotros en papel y entregárselo a otro como materializando nuestro amor, y en este caso especial, escribirle una carta a mamá, a ese ser que muchas veces, aunque cercano, sentimos lejos y difícil de tocar con nuestras palabras, un adulto que es importante en mi vida, y utilizo la palabra adulto para remarcar la relación entre las diferentes generaciones, para hacer notar que la comunicación entre adultos  y adolescentes o entre adultos y niños es un tema especial. Además, no es un adulto cualquiera, es uno al que yo amo, uno que me importa, uno ante el cual mi ser se torna sensible, y todos estos detalles de amor, a veces se transforman en ruido o barreras a la hora del encuentro. 

Otra parte fascinante es aquella que he mencionado donde pedir se vuelve un regalo. Pedir, ese acto que muchas veces nos limitan socialmente, porque nos han dicho que pedir es “de mala educación”, o quizá hemos recibido una mirada de esas que cruzan el espacio como una lanza acompañada de la frase “no seas pediche”, hay que ver cómo se termina traduciendo dejar el pedir fuera de nuestras vidas. Lo cierto es que pedir se vale, sabiendo siempre que el otro no está obligado siempre a dar, que a veces podrá dar y a veces no, que a veces querrá dar y otras no, y yo seré capaz de respetar su decisión en cada momento y conservaré mi habilidad para pedir.

Cuando estoy listo para pedir, es porque me he tomado tiempo de darme cuenta de lo que quiero o necesito, entonces pedir implica que estamos conociéndonos, que nos observamos y somos conscientes de nuestros deseos y necesidades; y al hacer eso libero al otro de tener que estar adivinando lo que yo vivo; cabe decir que no es obligación de nadie saber lo que yo quiero, el único que puede hacerse responsable de eso, soy yo, ¿por qué? Porque exigirle a otro que me descifre es una tarea injusta, ya que el otro no vive en mi cuerpo, no siente mis sentimientos, no piensa mis pensamientos, entonces le estoy negando la información necesaria para cumplir la labor que le he solicitado, y se la estoy negando, porque ni aunque me muera de ganas por dársela, se la podré dar toda y en todo momento, ya que mi cuerpo es mío y no puedo hacer que otro lo venga a sentir y vivir desde donde yo lo vivo. 

Entonces pedir es fantástico porque parte de la idea de que me estoy conociendo para saber lo que necesito, y además, al saber yo lo que necesito, el otro puede conocerme mejor, si yo así lo decido y evitando lo violentas que pueden llegar a ser las interpretaciones. 

Regresando al ejercicio del regalo de mamá, otra parte fundamental es cuando los hijos ofrecen un poquito de eso que siempre hemos dicho que no tenemos, nos dan una pista de cómo ser mejores padres. Si nos damos la oportunidad de escuchar a nuestros hijos, a los hijos de otros y a mi niño interior que también es hijo, aquel niño de mi propia historia, ese que fui yo y que puede tener una idea de lo que un niño o un adolescente necesita, entonces tendremos más opciones  para crecer como padres y como personas. Así como yo, adulto y padre o madre, soy capaz de enseñar a mi hijo o hija, también se vale admitir que puedo aprender de él y de mi encuentro con él o ella, y eso me abrirá puertas de desarrollo y aprendizaje, de contacto y encuentro. Bajar la guardia ante nuestros hijos y permitir verlos y vernos en ellos, aprender nuevas formas de estar juntos, formas que nos funcionen a ambos para procurar nuestro bienestar común es parte de la tarea de ser padres.

Pero esto no ha terminado, además de las indicaciones que ya he comentado, una parte que suele darse en las relaciones es la reciprocidad, quizá no siempre, quizá no en la misma medida, pero existe energéticamente ese principio de que todo está en circulación. Entonces la maestra, que tiene mi admiración por la luz que les regaló a sus chicos, habló de un compromiso con la relación, de cómo aquello que iban a pedir podía llegar a convertirse en algo que también podemos dar. Y nótese que hablo de posibilidades y opciones, porque siempre existe la libertad de elegir un camino, sabiendo claro que todos tienen sus consecuencias. 

Algo que puedo ver en el dar en relación,  es que muchas veces ese dar se convierte en invertir y además que hay cosas que te puedo dar y cosas que nos puedo dar, por ejemplo: te puedo dar un regalo, yo te lo doy a ti para que tú lo uses, lo disfrutes, yo lo puedo disfrutar a mi manera, puedo disfrutar crear la experiencia, ver o imaginar tu emoción al recibirlo, etc.; pero también, nos puedo dar un abrazo, porque cuando yo te abrazo a la vez recibo un abrazo, nos puedo dar un paseo, porque es algo que yo puedo disfrutar al igual que tú y además estaremos nutriendo nuestro vínculo al crear momentos juntos, al compartir. Así, entre las propuestas que la maestra les dijo a los chicos estaba la de “darme un beso cuando me vaya a la escuela”, “hacerme saber que notas cuando llego a casa”, “darme la oportunidad de ser responsable al levantarme para ir a la escuela”. Y cada quién tomará la que le cuadre y la adaptará a su situación, puede ser que si antes te hablaba tres veces para ir a la escuela, ahora lo haré dos o una, o buscaremos un reloj que te despierte, podemos buscar opciones que funcionen para los dos, porque finalmente mejorar el trato no quiero decir que los padres dejen de ser padres y de tener en sus manos el cuidado de los hijos, se trata más bien que ese cuidado esté enfocado a las cosas que son más importante en nuestra vida, el amor, la felicidad, el bienestar, el encuentro con esos a los que llamo mis seres queridos, es tiempo quizá de que nos exploremos en busca de redefinir nuestras prioridades procurando un modo de estar más armonioso, amigable, más gentil, uno donde podamos todos estar incluidos, ser respetados y tener acceso a un estado de bienestar. 

En estos días las madres de esos chicos recibirán de regalo lo mejor que se nos puede ofrecer, posibilidades, puertas, oportunidades, como deseen llamarle; la posibilidad de desarrollar en sus hijos la habilidad de darse cuenta, para así identificar sus necesidades, quizá si ellos lo hacen, un día también mamá y papá puedan aprender eso, el descanso que da una buena comunicación, liberarse de lo violento de las interpretaciones porque tú vas a conocerte y a comunicarte conmigo a partir de ese conocimiento,  la posibilidad de crear juntos nuevas formas de relación, todo eso y más es el regalo que, si guardan en su corazón y ejercen en sus vidas, dará luz a quienes las rodean. Espero desde aquí que la magia del regalo las alcance y con ellas a sus hijos. 

No sé lo que pasará con esas cajitas de papel que llevan mensajes de un grupo de hijos adolescentes a sus madres, no sé si para todos esto resulte tan mágico como para mí, lo que sí sé es que aprendí muchas cosas en los diez minutos que compartí espacio con esas personas, que la luz que he ganado es ahora parte de mí y que deseo compartirla con ustedes esperando algo de esto resuene y ayude a sus vidas de la manera que a cada uno mejor le convenga. Seguiré mi camino con los sentidos, la mente y el corazón abierto para descubrir a mi paso esos detalles tan hermosos de la vida. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Fuimos amigos y ahora somos hermanos, fuimos hermanos y ahora somos desconocidos. 

El amor no viene empaquetado en la sangre, las relaciones no crecen ni se mantienen por el sólo hecho de que un título nos designe familia. Recuero aquellos días en que compartíamos horas de juego, esos días en que existía entre nosotros el amor verdadero, el amor que se da en el marco de la inocencia, cuando éramos verdaderamente seres queridos, cuando nos precisaba el tiempo juntos, cuando no se habían comprado los dolores de nuestros padres, cuando no había mitad entre nosotros y éramos simplemente hermanos. Esos días los recuerdo con añoranza, pero mi corazón aprende a aceptar que ahora hay demasiada distancia, que dentro de su ser se ha albergado un dolor que no pueden conocer, que el rencor ha vencido aunque venga de generaciones atrás. Y veo con amor y con tristeza el camino que se divide, que se traza lejos unos de otros, ser familia es un ejercicio que nadie nos enseña, porque nos dicen que la familia siempre está, pero la realidad es muy distinta, yo no te conozco, tú no me conoces, acercarnos implica dolor y lastimaduras y yo no lo quiero así, pero sé bien que no puedo resolver el dolor de tu corazón, no puedo ver con tus ojos, ni tú con los míos. 

Puedo imaginar un futuro muy distinto al que hablamos cuando niños, puedo ver que ya no es cierto aquello que en el alma sentiamos, porque la sangre que nos une es también la que nos separa, y me entristece saberte lejos, y me duele despedirme más cada vez que nos encontramos, y comprendo que mi corazón se exalta porque eres tú, porque soy yo, por eso me recorre este calor y me llena de impotencia saber que se erigido ante nosotros una gran barrera, no hay culpa, es un obstáculo heredado y en esta vida quizá sea imposible de salvar. 

Hoy rindo mis intenciones, porque mi espíritu no tiene fuerzas para vencer al monstruo que se interpone desde un corazón herido por su propia historia. Respeto tu camino  y con amor levanto la mano para desearte siempre lo mejor. 

martes, 8 de mayo de 2012

Mezcla para ser feliz

Con el paso de los años uno aprende a moderarse en ciertas cosas, a veces, a mis casi treinta, no lo creo conveniente, pues creo que perder el control en ciertos ámbitos de la vida puede resultar bastante productivo, no lo sé, mientras escribo pienso y me contradigo. Quizá no tengan idea de qué les estoy hablando, bien, hace unos años yo solía ser de esos que se dan, de los que se entregan, de los que irradian cierta energía tan sólo de pensar, soñar o imaginar. Tengo varios ejemplos de eso, me enamoré y sentí como el universo convergía en el pecho de una sola persona, solía imaginar escenas de nuestras vidas juntos, dejaba todo por un rato a su lado. Hicimos el amor en la alberca, en la playa, en mi coche, en el coche de alguien más, en mi coche en movimiento, en moteles, en mi casa, en la suya, en mi cama y por supuesto en la suya, en la sala, en un parque, lo hicimos estando solos, con gente en la habitación conjunta, con gente en la misma habitación, lo hicimos de noche y de día, de madrugada y por la tarde, lo hicimos todo el día, lo hicimos en varias ciudades, lo hicimos rápido, lento, romántico, a oscuras, con velas, con la luz encendida, con la tele encendida, con música, en silencio, lo hicimos enfermos, sanos, cansados, de luto. Yo sabía hacer todo eso porque mi espíritu tenía pocos límites en cuanto al amor se trataba, ahora, tan solo un poco más grande, ya no tengo tiempo y a veces ni ganas de hacer el amor, mis "prioridades han cambiado".

Antes, ponía toda mi fe en que algo iba a salir, en que si participaba iba a ganar, en que sabía cómo ser el mejor, concursaba en todo, participaba, hablaba, hacía, iba y venía, generaba opciones, ahora, conforme he ido viendo como funciona el mundo he aprendido a callar, a sentir con moderación, a emocionarme por cuotas breves, a conservar la calma. 

No parece tan malo, me concentro mejor, estoy quizá un poco más seguro, me arriesgo menos... 

Pero qué estoy diciendo... la verdad es que daría lo que fuera por saltar de emoción aunque mañana tenga que decepcionarme, por sentir como vibra y resuena este sueño y este deseo que tengo dentro; en lugar de eso me he ganado un dolor de cabeza por contener la gloriosa imagen de un triunfo que espero con ansias, y contenerme no elimina la expectativa de lograr aquello que realmente quiero. 

Es verdad, al paso del tiempo vamos aprendiendo, y en el aprender algunas cosas sacrificamos otras, algunos nacemos para ser soñadores, y la seguridad a veces suele ser sinónimo de atadura, tengo que aprender a triunfar teniendo fe plena en mí, tengo que soñar con todo mi cuerpo y gozarme en la idea de que aquello que quiero realmente es posible. 

Quiero recuperar el sabor de las frutas, el olor de las flores, lo cálido del sol, la caricia del viento y el brillo de las estrellas, con ello haré un conjuro que me permita sentir, que me lleve a vivir de aquella ingrávida manera. Voy a mezclarlo todo hasta que me sepa a vida, hasta que destile amor, hasta que aprenda de nuevo a sentir en mi cuerpo un rayo que me recorre y sienta esos nervios cada vez que me voy a atrever a algo, porque me quiero atrever, quiero hacer realidad mis sueños poniéndole imágenes cada día, imágenes nítidas que me indiquen el camino, quiero conservar la locura, esa locura del mago y la del artista, la locura del amante, la del niño, la del animal, la de los cuentos, esa locura que a veces se parece a la felicidad. 

miércoles, 2 de mayo de 2012

Cinco párrafos de mi vida

Muy temprano, en la primera hora impar después del amanecer, después de haber tomado un baño, desayunado y arreglado para salir a trabajar, me paré sobre la acera esperando el transporte; nadie fumaba cerca y sin embargo un olor a quemado invadía mi nariz, a mi espalda un gran terreno ennegrecido por los incendios dejaba ver entre las ruinas un verde que crecía anunciando la vida que aun da pelea.
La neblina hasta mis pies y dos metros más allá de mi, me transportaba a algunos ayeres cuando llegar a algún sitio era como moverse por un túnel del tiempo, sin ver la ruta alcanzabas el destino. De pronto, un encuentro con la revoloteada institucionalidad que reina nuestro mundo, lo que es distinto de lo que debe ser y de lo que quieren que sea, nada cuadra, pero funciona, al menos para algunos. 
Llegando al otro mundo, un conglomerado de seres derraman su energía, y las angustias se ven en los ojos, junto con la curiosidad de realidades que suelen estar silenciadas, mágico planeta, momentos que nutren el alma de dudas esperanzadas, de posibilidades y me pregunto si algún día querré dejar de hacer, si llegará el día en que mi alma se apague y como todos me entregue mis sueños a cambio de una supuesta seguridad... No tengo respuesta, todo puede pasar. 
Sigo caminando y de pronto me encuentro con un retrato viviente de un holograma plasmado en varias páginas de mi álbum de estampitas donde guardo el pasado, inevitablemente tiemblo y mis ojos se resisten a apartarse, bajo conciencia de lo socialmente propio mantengo la cordura, cumplo la misión y salgo de aquel espacio donde las cenizas dejan su marca en mi frente. 
Siguiente encuentro y la sorpresa sigue, una inocente frase se convierte en motivo de mi sonroja, cierro los ojos  y sonrío mientras me despido, las palabras suenan en mi mente junto con el sonido que enmarcó mi partida. Qué cosas... Esto quizá para muchos es una mañana cualquiera, para mí, es toda una aventura, a veces la diferencia en la vida la hace la visión de quién la vive. ¿Cuéntame un poco de ti, de tu historia? Quiero leerte y saborear tus letras, quiero ver los colores que te acompañan y revivir en mi boca los sabores que haz probado, regalame la experiencia de ti que no puedo vivirla sin tus palabras. 

martes, 1 de mayo de 2012

Desde el futuro, hoy

Desde el tiempo hablo, hablo para ti que duermes en un árbol de metal sonriendo sin comprender que la luna está por caerse. Comparte conmigo el motivo de tu sonrisa, dime si es que acaso yo no veo o tu no ves, ¿quién de los dos es el ciego aquí? En la penumbra de medio día, bajo los rayos de un oscurecido sol, salta de entre el silencio el grito de un ciervo que dispara al corazón de su cazador con pura ausencia, ¡ya no existo! le grita mientras se esfuma entre las alucinaciones de un hambriento ser humano que cae postrado sobre una tierra que no es fecunda. Puro pavimento besa nuestros quemantes pies, ya el pasto es leyenda y el cantar de las aves se reproduce en un disco compacto en las bocinas de una ciudad avanzada. 
Bebamos oro y abracemos al admirador que no está ya interesado en el autógrafo de nadie, brindemos juntos chocando nuestras perfectas copas vacías, todo lo que hoy ves y conoces ha perdido sentido para tus hijos y sus hijos. En el mar se pueden ver algunas mágicas especies que han sobrevivido la batalla, en los cielos nada vuela y sobre la tierra solo crece el dolor y la tristeza, montañas de arrepentimiento acompañan a los vivos que siguen sin comprender y se arrebatan unos a otros la comida llevando la especie a la plena extinción, entonces respiró el planeta.