miércoles, 2 de mayo de 2012

Cinco párrafos de mi vida

Muy temprano, en la primera hora impar después del amanecer, después de haber tomado un baño, desayunado y arreglado para salir a trabajar, me paré sobre la acera esperando el transporte; nadie fumaba cerca y sin embargo un olor a quemado invadía mi nariz, a mi espalda un gran terreno ennegrecido por los incendios dejaba ver entre las ruinas un verde que crecía anunciando la vida que aun da pelea.
La neblina hasta mis pies y dos metros más allá de mi, me transportaba a algunos ayeres cuando llegar a algún sitio era como moverse por un túnel del tiempo, sin ver la ruta alcanzabas el destino. De pronto, un encuentro con la revoloteada institucionalidad que reina nuestro mundo, lo que es distinto de lo que debe ser y de lo que quieren que sea, nada cuadra, pero funciona, al menos para algunos. 
Llegando al otro mundo, un conglomerado de seres derraman su energía, y las angustias se ven en los ojos, junto con la curiosidad de realidades que suelen estar silenciadas, mágico planeta, momentos que nutren el alma de dudas esperanzadas, de posibilidades y me pregunto si algún día querré dejar de hacer, si llegará el día en que mi alma se apague y como todos me entregue mis sueños a cambio de una supuesta seguridad... No tengo respuesta, todo puede pasar. 
Sigo caminando y de pronto me encuentro con un retrato viviente de un holograma plasmado en varias páginas de mi álbum de estampitas donde guardo el pasado, inevitablemente tiemblo y mis ojos se resisten a apartarse, bajo conciencia de lo socialmente propio mantengo la cordura, cumplo la misión y salgo de aquel espacio donde las cenizas dejan su marca en mi frente. 
Siguiente encuentro y la sorpresa sigue, una inocente frase se convierte en motivo de mi sonroja, cierro los ojos  y sonrío mientras me despido, las palabras suenan en mi mente junto con el sonido que enmarcó mi partida. Qué cosas... Esto quizá para muchos es una mañana cualquiera, para mí, es toda una aventura, a veces la diferencia en la vida la hace la visión de quién la vive. ¿Cuéntame un poco de ti, de tu historia? Quiero leerte y saborear tus letras, quiero ver los colores que te acompañan y revivir en mi boca los sabores que haz probado, regalame la experiencia de ti que no puedo vivirla sin tus palabras. 

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