viernes, 7 de diciembre de 2012

Eres la diferencia entre cerrar los ojos y soñar

Tres taza de café en un termo, tres sobres de sustituto de azúcar y un cúmulo de crema en polvo, ese es el combustible de un pecho que retumba como un amplificador de gran potencia, quien lo escuche podría pensar que estoy a dos segundos de morir, pero lo cierto es que llevo así más de una hora. Mis ojos bien abiertos y mi mente completamente alerta deseando descuidarse para ver aparecer la magia. 

Me siento frente a la pantalla sin poder concentrarme, mi deseo se cruza con mi razón, mi deber con aquel loco impulso de salir tras un improbable sueño. Tengo en las manos concentradas las palabras que pueden bien cambiar mi vida, tengo media hora respirando para evitar que mis anhelos se trepen en un globo aerostático y se vayan varios kilómetros arriba en el mapa. 

Sin duda soy la figura de cualquiera que haya caminado con una guitarra en la espalda deseando que eso lo convierta en buen músico, soy el ritmo de la canción que bailas en tus sueños, mientras que al despertar soy un visaje de tinta permanente que intentas borrar del fondo de tu memoria. 

Tú eres el encuentro que tengo cada día con el mar, eres el rojo sol de la sabana y la esencia del amor puesta en un pequeño frasco sellado que yo mismo coloqué en lo más alto del armario, muy fuera de mi alcance pues al bajarme destruí la escalera que servía de puente entre mi realidad y mi deseo. Eres la ráfaga de viento que provocas con tus largas pestañas al cerrar los ojos, y la sombra de un cerro cuando llego a la cama por la noche. Eres espuma, burbuja de jabón, eres la mayor parte del tiempo como la h, aunque tu sonido en mí esté siempre presente. Eres la diferencia entre cerrar los ojos y soñar, eres mi estrategia para sobrevivir, la llave del cajón donde escondí el secreto para amar y ese final feliz que existe en mis noches de insomnio. 

Yo soy el que te escribe, el que te canta, te piensa y a veces el mismo que te dibuja con su aliento en el aire, soy la mitad de lo que era cuando fui contigo, más la mitad de lo que estoy siendo ahora que no somos más. Soy la estrella que te mira fijamente cuando te detienes por la noche y en el día soy la nube que se forma con el llanto que aguarda en mi alma para llorarlo contigo. 

Somos totalmente otros y nosotros mismos, somos tu y yo cada uno envuelto por un mundo de duendes gigantes y sirenas mudas, somos la verdad de una mentira que late dentro de las paredes con que se erige un edificio burocrático. Somos lo que hay en el fondo de la olla, eso que sólo la cuchara sabe, lo que aparece cuando los ciegos pueden ver las quince patas de una serpiente, somos todo, somos un agujero negro en el centro de la tierra, todo aquello que está fuera de lugar y lo que de su lugar jamás se ha movido, somos el ejemplo del destino y de todo aquello que no estaba planeado, somos el altar de un ser amado, el ritual de lo olvidado, la caja donde vive mi arrepentimiento y la indisoluble necesidad de un eterno abrazo. 

viernes, 2 de noviembre de 2012

Retratos de muerte

- Quítate de la ventana, que no ves que ya vienen los muertos
- He estado pensando si morirá algún día... 
- Eso es imposible
- ¿Por qué lo dices? 
- Cómo puede morir alguien que nunca ha vivido
- Vivir es un concepto complicado
- Y un ejercicio también... 

Las mañanas de aquellos días el sol tenía un extraño aspecto, pero sólo pudo haberlo notado aquel que lo miraba de frente, para los demás, todo pasaba desapercibido, aun cuando los cambios en el astro rey matizaban las cosas en tonos levemente distintos a los que comúnmente aparecían, lo cual hubiese sido relevante si aun quedaran personas que observan con detenimiento los colores de las cosas. 

En la esquina de una casa vieja, que alguna vez estuvo pintada de amarillo y hoy sólo queda el rastro del recuerdo tras la humedad que tiñe de verde sus paredes, ahí se encuentra sentado un perro; sus ojos se mueven de un lado al otro viendo pasar las ánimas que vienen de visita, de tanto en tanto avienta un ladrido como saludando a los que conoce; la muerte nos toca a todos, dice de pronto una anciana que lleva 12 años pepenando basura en las calles, antes era diferente, pero un día su hijo bueno murió y los demás, digamos que habían muerto mucho antes. 

En el pabellón de incurables del psiquiátrico local un interno cuenta la historia de la vez que murió bajo los rieles de un tren que llevaba papas a un pueblo lejano, del público que ostenta nadie le entiende pero a algunos el medicamento les provoca una mueca parecida al interés, en un rincón una enfermera piensa que la voz de aquel loco es envolvente, si estuviera cuerdo sería un gran orador, por andar pensando se ha descuidado y dos mujeres que están a su cargo andan ahora peleando por quién es la verdadera reina del maíz, entre los gritos de aquella feroz batalla se escucha como cada una defiende su propio parecido con una mazorca de aquel tesoro azteca. 

Un hombre joven y calvo se encuentra sentado en un tronco con las manos en la mejillas como haciendo un gran berrinche, si pudiésemos escuchar sus pensamientos sabríamos que está enojado con su padre muerto porque nunca le enseñó a decir te quiero ni con palabras ni con el cuerpo y ahora él se encuentra en tremendo lío queriendo relacionarse con su mujer y sus pequeño hijo del modo que él tanto deseaba cuando era pequeño. Lo que más le molesta es que no estaría pensando en eso si no se hubiese puesto a leer un papel que encontró mientras sacaba el martillo de la caja de herramientas, aquella nota era una lista de clavos y tornillos de diferentes tamaños que alguna vez su padre necesitó y él las fue a comprar, eso fue dos días antes de que un infarto anulara por completo la comunicación entre los dos. 

Pero ¿Qué es morir? pregunta insistente una pequeña de no más de 5 años a la mujer que la cuida desde que tenía 2, la pobre ya no sabe qué decir si ya ha hablado de cielo, ángeles, nubes, corazón, amor; ninguna de esas palabras termina por resolver la duda de la niña que no se rinde mientras trata de comprender lo que hace poco le pasó a su gato. 

En los altares del pueblo se ven todo tipo de fotos, algunas muy viejas y otras renovadas a computadora. En algunas casas las fotos son tan modernas que todavía provocan llanto en quienes la miran. No hay duda, la muerte es una justa irrespetuosa de los esquemas humanos, fotos de todo puede verse, abuelos y abuelas, ancianos que no fueron abuelos, algunos ni siquiera padres y sus fotos están en el altar de algún pariente que casi de casualidad los recuerda. Hay hombres y mujeres, niños, niñas, animales, las fotos de los peces son las más difíciles de distinguir, hay una donde aparece un destello blanco y sólo puedes saber que es un ratón porque quien la puso ahí lo dice en cuanto ve la cara de desconcierto que provoca la imagen. La muerte es así, eterna, porque uno vive por un tiempo, pero morir, eso es para siempre, es la única certeza que nos espera desde que nacemos, cómo no amarla si acompaña cada bocanada de oxígeno que entra a nuestro cuerpo, vaya uno a saber si en una de esas un poco de aire pueda también matarnos. 

En esta vida todo el mundo muere, aunque para ese momento no todos habrán vivido. 

sábado, 27 de octubre de 2012

Un pasito a la felicidad


Es muy probable que no me conozcas y que yo no te conozca a ti, si te estás preguntando a quién le hablo, no busques más allá de tu piel, estoy hablando contigo mi estado lector o lectora. Siempre que me dispongo a enfilar letras para ti, pienso y me pregunto cómo serás, dónde estarás tropezando con mis palabras, si de algún modo lo que escribo te sirve o te resuena, y pienso en ti porque te imagino tan humano o humana como yo, imagino tus ojos similares a los míos recorriendo éstas palabras, y suelo hacer esto porque tengo fe en que un día los seres humanos nos reencontremos en nuestra humanidad, así que ten por seguro que cuando escribo lo hago para ti, porque una parte de mi desee fuertemente que seas feliz, porque si tú eres feliz, éste mundo será mejor.
Una vez enviando el mensaje anterior, hoy quiero hacerte una invitación, he pensado mucho al respecto de nuestro mundo, de lo que está sucediendo y de cómo todos estamos siendo afectados. No sé si a ti te suceda, pero cuando me pongo a pensar en todo lo que pasa, me siento agobiado, a veces me enojo y otras veces me da tristeza; sin embargo llega un momento en que salto a lo que sigue y me pregunto ¿yo qué puedo hacer? Y entonces pongo manos a la obra y pienso si hay otros y otras como yo que están haciendo un esfuerzo por cambiar nuestra situación, y mi alma descansa cuando de repente conozco a alguien que tiene la misma pasión por reconstruir un mundo donde la felicidad sea prioridad y norma, esa felicidad que se siente brotar en el pecho ante los eventos más sutiles e inesperados, como ver un arco iris, como sentir la lluvia o ver un bicho de esos que suelen vestir coloridos uniformes.
Mi invitación de hoy se trata de eso, quiero invitarte a ser feliz. Seguro vas a pensar que lo digo como si fuera tan fácil, sé que puede no serlo, que construir felicidad implica esfuerzo, pero créeme cuando te digo que el costo de vivir sin darnos cuenta de la vida es mucho más caro. Vamos a hacer un trato, yo pongo la oferta del primer paso y tú decides si lo intentas, de cualquier modo así es, cada quien puede hacerse cargo sólo y únicamente de su propia felicidad.
Para empezar te voy a pedir que te detengas, si, que hagas una pausa en tu vida justo en este momento, respira profundo y presta atención a dónde estás, qué haces, cómo te sientes, cómo se siente tu cuerpo, qué llevas puesto, qué estás pensando, permanece por un momento aquí y ahora. Poco a poco regresa y guarda esa experiencia para ponerla en práctica durante toda la vida, ¿toda la vida?, así es, ser feliz es tarea de toda la vida y empieza por conocernos, sentirnos, reconocernos, construirnos y reconstruirnos. Aprender a hacer pausas en tu vida para sentirte, para escuchar lo que tu cuerpo tiene qué decir, eso es el primer paso, simplemente escucha, detén el juicio, evita lastimarte o recriminarte, sólo conócete, escúchate, trata de comprender y descifrar tu propia vida, descubrías que es mucho más productivo e interesante que estar al pendiente de personas que jamás conocerás.
Quiero dejar en claro que esto es sólo un primer paso para construir felicidad, se llama trabajo de base y consiste en darnos cuenta, darme cuenta de mí, de mi mundo interno, lo que siento, lo que pienso, cómo lo siento; también de mi mundo externo, lo que sucede a mi alrededor, cómo me relaciono con otros, dónde estoy, qué hago todos los días, cómo lo hago, si me gusta, si lo disfruto, por qué y cómo lo elegí, porque aunque nos resistimos a esa idea, la mayor parte de nuestra vida la hemos elegido, donde trabajar, con quién relacionarnos, tener hijos, qué comer, qué vestir. A veces creemos que lo hacemos porque no nos queda de otra, pero no es cierto, siempre hay opciones, siempre. Y me dirán, ¿qué opciones tengo yo?, debo trabajar, si no lo hago no tendré dinero y no podré comer y comprar cosas, ese es el punto, siempre hay opciones pero cada opción tiene sus consecuencias, puedes elegir no trabajar, pero sabes que eso tiene un costo, así como trabajar.
Sé que en lo real parece más complicado, pero no lo es, sólo que estamos acostumbrados a hacerlo todo en automático y por eso parece que siempre ha sido así y que así debe ser, pero si por un momento decidieras invertir en algo más, y me refiero a invertir tiempo, esfuerzo, energía; entonces te darías cuenta que muchas cosas son posibles.
Piensa ahora en algo que quieras, debe ser algo que no implique dinero, algo como caminar en la playa, tomar un descanso, darte un baño relajante, escuchar música, comer algo en especial, un abrazo, escuchar palabras bonitas o decirlas, escribir una carta, mojarte bajo la lluvia, hacer burbujas de jabón, dibujar. Y ahora tu tarea es pensar qué necesitas para hacerlo, busca soluciones, porque lo más seguro es que tu mente en automático encuentre obstáculos, pero tú eres más hábil y encontraras la manera de resolverlo. Esa es tu tarea de hoy, conseguir algo sencillo que quieras hacer y que puedas disfrutar. Práctica eso al menos una vez a la semana y si involucras de vez en cuando a tus seres queridos le darás un toque especial, ve y embárrales la cara con merengue o mermelada, hagan un intercambio de dulces o de tarjetas caseras, escríbeles algo lindo y déjalo donde puedan verlo, pídeles que te abracen, aprende un chiste y compártelo, o tan sólo detente a mirarlos.
Nadie puede devolverle el sentido a tu vida más que tú, anímate, atrévete. Eso sí, ésta invitación es de por vida, si renuncias en una semana no te garantizo que funcione, la idea es que aprendamos a disfrutar de nuevo, que volvamos a comer sintiendo el sabor y no sólo llenando la panza.
Espero de corazón que en mis palabras hayas encontrado al menos una idea que te sirva en la vida, no te conozco y no me conoces, pero seguro estoy de que somos parte de algo que funciona sistemáticamente y si tú estás bien y yo estoy bien, este mundo será un lugar mejor. Te dejo un abrazo de papel y por ahora me despido, no sin antes compartirte que hoy por la mañana me tocó la suerte de admirar un arco iris doble naciendo en el mar. Seguro algo bello se topará en tu camino si abres bien los ojos de tu alma. 

sábado, 13 de octubre de 2012

Haciendo el amor


Uno de esas mañanas reflexivas, con la luz del sol deslumbrando mis ojos al conducir, me puse a pensar en esas cosas que casi cualquiera piensa un sábado de octubre… ¿Qué será más fácil de encontrar… el amor o un buen trabajo? El motivo de mi reflexión es bastante personal, aunque no dudo que muchos estemos pasando por ese dilema y algunos lo hayan resuelto ya, no sé si con arrepentimiento o con la certeza de haber tomado la decisión correcta.
Aquella cuestión me llevó a una nueva pregunta, dialéctica interminable de mí ser conmigo… ¿El amor se encuentra o se hace?, llevo 27 años y 10 meses de vida, de los cuales llevo muchas, pero muchas horas hablando con personas y el tema recurrente siempre es el amor en todas sus modalidades, amor bueno, malo, dulce, amargo, amor gris, colorido, amor rápido, lento, suave, duro, pasajero, eterno, amor deseado, presente, existente, falso, verdadero, amor con ritmo, desfasado, amor a la fuerza, amor y punto.
Parece que el amor es uno de los eternos protagonistas de la vida del ser humano, y aunque parece estar presente en nuestra vida, nuestros sueños, deseos, fantasías y anhelos, es casi un total desconocido a la hora de la verdad. Si no me creen, pregunten a la persona de junto qué es el amor, escuchen su respuesta y luego pregunten si lo vive tal como lo describe, no, al parecer el amor tiene la capacidad de cambiar de forma al pasar de nuestra mente a nuestra realidad.
Una de las cosas que creo ayuda a que el amor sea algo en nuestra mente y otra cosa en nuestra vida, es que nos han dicho que el amor se encuentra, que existe por sí mismo mágicamente muy a pesar de nosotros, y que nos está esperando (o buscando) en algún lugar, que seguro hay alguien perfecto para ti (o para mí o tu tía, tu hermana, tu primo, tu mejor amiga y puede que hasta para tu perro), y si no, ahí están los dichos populares “siempre hay un roto para un descocido” (interesante, pues roto y descocido hacen referencia a la falta que nos hace sujetos deseantes, pero es ponerme ya demasiado teórico).
El asunto es, que hoy por la mañana pensaba que aunque puede ser que encontremos más química, chispa o lo que sea con algunas personas que con otras, lo que realmente hace la diferencia es lo que decidimos a la hora de convivir. Para empezar, la idea que cada uno tiene de sí mismo y de lo que es una relación es la primera capa del sándwich; siguiendo con nuestras habilidades relacionales, comunicarme, reparar, responder, dar, pedir, recibir, darme cuenta, entre muchas más; y todo eso al doble porque en una relación somos dos (cuando somos más la cosa se pone más compleja); después y con todo el trabajo personal que podamos hacer, está el encuentro cotidiano, más allá de los primeros momentos archirrequetecontraromanticos y cursis, el día a día de una pareja o una relación es el verdadero reto, mantenernos interesados en otro, invertir, en mí, en el otro y en la relación, teniendo en cuenta que una inversión es algo de lo que por supuesto esperamos ganancias, aunque a veces no sepamos leer las cifras, por ejemplo, si yo te hago una fiesta sorpresa de tu cumpleaños mi ganancia no será quizá que tú hagas una igual para mí, la ganancia empieza cuando surge en mí la idea y soy capaz de disfrutar la emoción que te va a provocar lo que yo haré con mi esfuerzo, cada paso que doy en la planeación se convierte en un verdadero disfrute, cuándo, dónde, quién será mi cómplice, la comida, los adornos, la música; iré planeando cada detalle y eso me dará goce; cuando finalmente llegue el momento de gritar sorpresa, disfrutaré mucho viendo tu emoción, es probable que en algún momento tu mirada se cargue de gusto y amor por mí y yo reciba encantado mi ganancia; además de todo eso, puede ser que algún día tú decidas tener conmigo un detalle, aunque eso en realidad es lo de menos.
El amor se hace, y la mano de obra es nuestra, tanto tú como yo somos responsables de la relación que formemos, si yo invierto en mí, en sentirme feliz conmigo, en ser quien quiero ser y tener proyectos personales, eso me hará tener buena energía para estar contigo; lo mismo pasa del otro lado, la idea del amor de pareja es que sea el postre de la vida, un encuentro cuando ambos estamos nutridos, de tal modo que nos podamos acompañar, sin que eso implique cargar.
Cargar con otra persona es muy pesado, pensar que yo debo “hacerle feliz”, es una de las consignas imposibles de esta vida, es soberbio de mi parte pensar que yo soy el productor y generador de la felicidad del otro, y por lo tanto, nadie puede estar a cargo de mi propia felicidad.
El amor lo hacemos tanto en el momento en que tenemos un detalle para provocar la sonrisa de otro, como cuando respiramos profundo y nos cargamos de paciencia para acompañarle en su dolor. El amor lo hacemos cuando ponemos límites y permitimos entonces que el otro crezca, lo hacemos también cuando aprendemos a respetarnos y a respetar al otro, a verlo, darnos cuenta que está ahí, completo, con todo lo que es, lo que tiene y además de eso, cuando comprendemos que los seres humanos estamos en construcción, estamos aprendiendo, cuando nos aceptamos y aceptamos al otro permitimos un lugar seguro para ser uno mismo y eso, eso es amor, gozar la existencia del otro (y la propia).
Hacemos el amor cuando identificamos algo que duele o lastima y nos decidimos a experimentarlo, reconocerlo, trabajarlo. Hacemos el amor cuando nos disponemos a pagar los precios que conlleva una relación, porque las relaciones tienen precio, cuántos de nosotros nos hemos enfrentados a familias y amigos que desaprueban una relación, decidir dar su lugar a una persona implica tal vez que otras en mi vida se enojen, pero yo debo saber respetar tanto el lugar de mi pareja, como el enojo de aquel o aquella a quien no le parece. Yo puedo marcar el límite haciendo saber que si quieres enojarte está bien, yo no quiero perderte y eres importante para mí, aquí estaré y te quiero. Me quiero también y por eso me respeto.
El amor se hace de muchas maneras, básicamente reconociendo y aprendiendo, practicando, compartiendo, hacer el amor es un verbo y para vivirlo se tiene que conjugar en gerundio, porque el amor no se hace un día y se queda hecho, el amor lo estamos haciendo en cada momento, yo ahora lo hago, pensando en todas estas cosas que seguramente aportarán algo a mi relación. El amor requiere como todo, mantenimiento constante, primero cada cual de sí mismo y luego del encuentro, qué pasa cuando somos nosotros, cómo somos nosotros, qué hacemos juntos, qué no hacemos, cómo lo hacemos.
El amor vive en nuestra mente de una manera, muchos tenemos ideas de cómo debería de ser el amor, lo que no sabemos es que los encargados de darle esa forma somos nosotros mismo, yo trabajaré en mí para ser feliz y ser una buena pareja, esperando que tú (todos los tú de afuera) trabajes en ti mismo/misma para ser feliz y ser una buena pareja y así un día nos encontraremos y podremos acompañarnos sin cargarnos, amarnos sin atarnos, tocarnos sin lastimarnos y muchas cosas más. La idea de hacer el amor juntos es emprender esa aventura que es la vida y hacerlo con la posibilidad de compartir, es aprender a vivir esa experiencia diferente que es estar con otro, sin dejar de saber estar conmigo.
Yo quiero hacer el amor con alguien que se anime a invertir, quizá el encuentro deba tener de requisito básico (en mi caso particular) ese detalle, yo sólo podré hacer el amor con alguien responsable y que quiera hacer amor…

Tú, ¿Cómo haces el amor? 

jueves, 11 de octubre de 2012

El armario 1

- ¿Qué estaba haciendo aquel hombre sentado en la banca del parque?
- Dicen que hacía el amor
- Yo le vi una navaja en la mano
- Llegaste cuando lo estaba labrando
- No entiendo lo de hacer el amor con una navaja
- No te preocupes, nadie salió herido
- Pero para qué la navaja
- Para dar forma
- Igual me asusta

Llegué aquella tarde a mi casa y vi mi armario cerrado, hacía tiempo permanecía así pues todo lo que usaba circulaba continuamente por los otros muebles de mi habitación, de la silla a un lado de la cama, a la cama, al bote de ropa sucia y una vez lavada, a la silla de nuevo, de vez en cuando pasaba un tiempo en la mesa de planchar. 

Al ver mi armario me pregunté cuántas cosas podía haber dentro, cuantas olvidadas pero aun existentes, cuántas importantes, cuántas feas, cuántas hermosas, cuántas inservibles, cuántas que he tenido que volver a adquirir por no recordar que estaban ahí. Mi armario es pequeño y de madera, es una herencia de los muebles de casa de mi abuela, pesa como un enano de plomo y las puertas están aseguradas con una liga para el cabello porque ya no cierran solas, tiene muchas marcas en las tablas barnizadas en un tono más oscuro que el natural. Ahora que lo pienso, jamás me había detenido a observarlo con tal detalle, parece que siempre ha estado ahí formando parte de mi habitación, guardando todo lo que mágicamente hago desaparecer pero no me animo a borrarlo definitivamente. 

Lo miré fijamente durante 13 minutos, nunca pasaba tanto tiempo mirando algo que no fuera el televisor o la computadora, estar concentrado 13 minutos en una misma cosa me parecía una habilidad perdida entre los seres humanos. Podía sentir como mi respiración se tornaba superficial y agitada, sentía un extraño cansancio en la espalda, producto de la falta de costumbre, el dolor me obligó primero a estirarme y luego a ponerme de pie, aun así seguí pensando en el armario. 

Estaba planeando secretamente abrirlo, pero algo me detenía, una fuerza incomprensible y aparentemente sin sentido, sólo es un armario, me decía a mi mismo cuando percibía la resistencia a quitar la liga y dejar que las puertas cedieran para ver el interior. Algo continuaba como freno en mi cuerpo, de pronto sentí una holeada de nervios en el estómago que se aglutinó en mi garganta en forma de asco, sentí mareo y me sorprendí a percatarme de las reacciones que provocaba en mi echar un vistazo a aquel mueble. Respiré profundo y di cabida a una duda, ¿qué podía haber dentro que me hacía sentir tantas cosas?...  

Hasta ahí llegó mi reflexión, aquellos minutos que eran ya 27, habían llegado al límite de mi paciencia y me sentía extrañamente cansado, no pude dar respuesta y no me decidí a abrirlo, pensé que no era el momento y estaba poniéndome de mal humor, así que me fui de mi habitación en busca de algo que me refrescara y me hiciera olvidar, necesitaba despejar. 

Una vez en la cocina, agua de limón fue lo elegido y un folleto me hizo salir de casa en busca de un producto para el cabello que estaba en oferta... 

Así fue mi primer acercamiento a lo desconocido y oculto de mi armario, experiencia que asemeja lo que sucede cuando, por alguna razón, nos detenemos en nuestro interior... cuántas cosas guardamos y cuántas veces nos alejamos de conocerlas, no puedo saber si volveré a intentarlo, pero lo cierto es que, aunque no quiera ver lo que hay dentro, existe y tiene un efecto sobre mi vida. 








martes, 28 de agosto de 2012

Una fracción de las mil palabras

Justo la media noche, un millón más uno de pensamientos se agolpan en mi cabeza, mil maneras de decir lo mismo que acaba siendo el diálogo de uno solo, imposible hazaña me aguarda tratando de responder los misterios de un corazón que no late en mi pecho. 
¿Por qué? Esa pregunta tramposa que tortura a aquellos a quienes nos invade el insomnio correteando el corazón para hacernos sentir la sangre por todo el cuerpo como bomba a punto de estallar. No sé cómo explicarlo, a pesar del número interminable de palabras que desfilan dentro mio, aun así, no tengo idea de qué pudiera yo decir ante semejante situación, mi parte, la sé, aunque no pueda liberarme de aquel yunque que me cuelga del cuello con un millón de notas sobre cada evento que sentí como una navaja entrando en mi piel, heridas abiertas algunas y las demás, cicatrices que han transformado mi piel tal vez para siempre. 
Yo en tu lugar, imposible, es tan sólo la expresión de mi deseo la que repite una y otra vez cuál sería la solución a este encuentro sin fin. En el silencio de mi habitación, con una tenue luz que me impide nombrar oscuridad a lo que me rodea, ahí, en ese escenario es donde repito una y otra vez la escena que nos saque de este eterno laberinto, trampa de acero totalmente falaz, hace tiempo he visto ya una puerta en cada esquina, es mi ingenua ilusión la que me mantiene dando vueltas como si no hubiera salida, todo esto a la vez que el tiempo me anuncia que si yo no camino hacia la puerta, de un golpe ésta se azotará en mí sacándome para siempre de tu vida. 
Escucho en tus palabras, suavemente, el reclamo por las heridas que mis filosas palabras y miradas han dejado en tu ser, en el mismo canto que propone un regreso, ahí mismo se encuentra el dolor que evidentemente lo impide, las recibo, lo asumo, lo acepto, ahora te pido comprendas mi distancia, ha llegado el momento en que no quisiera seguir construyendo dolor, he tirado la toalla pues siendo atento confieso que quizá ahora las espinas son más grandes que el aroma y la belleza de las rosas, espero lo puedas entender, espero también que en mi ausencia dirijas la mirada a tus ojos y descubras de nuevo tu camino, tu brillo, tu luz, tu belleza, todo lo que necesites para ser feliz. 
Catorce minutos han pasado desde que vi el reloj la última vez, en la garganta un nudo como piedra me anuncia la dificultad para conciliar el sueño que se avecina, con música en mi pecho le daré la bienvenida, pues quizá es momento de darle paso al dolor, porque sentirlo también es parte de sanar, porque incongruente sería hablar de perdida sin dolor, porque dudaría de mi humanidad si no confieso que me tiemblan las manos, me duelen los ojos y un rinoceronte se agolpa contra mi pecho, y confieso también que a pesar de eso soy capaz de sonreír, porque me permito caminar, porque veo en mi actuar una pizca de respeto a tu vida, a veces no voltear es lo mejor, mantener la vista en el camino, al frente, quizá a los lados, pero resistir la tentación de encontrar esa mirada que nos ancla al pasado. 
No hubo más en tu cuerpo para el mío, no hubo más en mi amor para tus brazos, no cabe nada ya en la caja de ilusiones y se perdieron esas cartas de esperanza. Tantas palabras nos mintieron a los dos, firmamos cartas, compromisos incumplidos, hoy sólo queda ya el postdata de las gracias, bajar sombrero, mojar mirada, pintar sonrisa y continuar. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

La integridad, el camino olvidado


Hace ya algunos años que mi madre se incorporó al uso de las tecnologías contemporáneas, principalmente la computadora y la Internet, como era de esperarse abrió su cuenta de correo y comenzó a utilizar la herramienta para conversar en línea, justo ahí fue donde vi la frase que me dejó pensando en el momento y que se convirtió en uno de mis principios de vida, en el apartado donde uno puede colocar un mensaje personal, mi madre tenía escrito lo siguiente: “La integridad es el fundamento de toda bondad y grandeza verdadera”, cuando lo vi, recuerdo haberlo leído más de una vez tratando de que hiciera eco en mi mente y procurando una comprensión más allá que el mero gusto de decir “qué bonita frase”, procuré en ese entonces que tuviera algún sentido y me di cuenta que integridad era una palabra bastante abandonada en nuestros tiempos, empecé a pensar en cuántas personas conocerían su significado o su sentido, que es en todo caso lo que importa.
Después de meditar sobre el desconocimiento de la palabra en sí, extendí mi duda y reflexión a más y más palabras, recordé las ocasiones en las que he tocado el tema de valores en cursos y conferencias y cómo era muy difícil obtener respuesta cuando generaba la pregunta de lo que significa respeto. Dignidad es otra de las grandes olvidadas, yo misma he tenido que hacer consciente mi desconocimiento para emprender una búsqueda activa y llegar a darle sentido para poder incorporarla a mi vida con mayor fuerza. No es que desconocer el significado nos impida vivenciar los valores, pero conocerlo fortalece el darse cuenta y nos ayuda a conducir una vida con principios claros, lo que al menos para mí ha sido muy importante, me ayuda a tomar decisiones, a establecer prioridades y a mantener mi rumbo en marcha, en pocas palabras, me facilita la vida.
No haré de éste documento un mero marco explicativo de los valores, prefiero centrarlo en el concepto que dio origen a ésta reflexión. Aunque por aquellos días logré significar para mí lo que es integridad, es apenas hoy, cuando pretendo transmitirlo más formalmente que me he decidido a remover del estante de libros el siempre útil diccionario y ver qué dicen los que saben al respecto del significado, lo que encuentro es lo siguiente; integridad: cualidad de íntegro (íntegro a su vez tiene por principal significado, “que no carece de ninguna de sus partes”), no iremos más lejos buscando significados, porque éstos suelen estar cargados de la moral de quien los escribe en un determinado momento histórico, así que partiremos de lo básico.
Al decir que íntegro es algo que no carece de ninguna de sus partes, ¿A qué podríamos estarnos refiriéndose tratando de seres humanos?, me atrevo alevosamente a descartar el cuerpo, basándome en el criterio de que el contexto en que nos movemos es el de los valores y éstos se suponen trascendentes al cuerpo, de no serlo, tendríamos que conformarnos con pensar que la justicia morirá con el último hombre justo y eso restaría sentido a muchas luchas, los valores se mueven en el mundo de los ideales, de las cualidades que el espíritu aspira alcanzar. Al descartar el cuerpo, no estoy diciendo que no se necesita uno para el presente análisis, sino tratando de dejar en claro que el cuerpo de una persona es humano y, aunque suene redundante, es cuerpo, aun cuando carezca de alguna de sus partes o cuando de alguna manera se aleje del patrón normativo de cómo “debe” ser un cuerpo.
Desde lo dicho en el párrafo anterior pasemos entonces a pensar en cuáles pueden ser las “partes” de un ser humano, el cuerpo está ya establecido, qué sigue ahora, quizá arriesgarnos a hablar de facultades intelectuales, afectivas y del espíritu, es un tema que seguramente se prestará a discusiones interminables, así que no voy a meterme en discusiones filosóficas, porque mi interés es hacer de éste, un texto práctico.
La integridad, según la concibo, está relacionada con esa capacidad del ser humano (de quien la trabaja) de vivir conectado consigo mismo y desde ahí, con el mundo, reconociéndose como parte de éste en una relación bidireccional y recíproca. Vamos paso a pasito, primero, creo firmemente que la integridad requiere esfuerzo por parte de la persona, el esfuerzo para conocerse y hacerlo constante y continuamente, actualizarse como se diría en el campo de la Guestalt, lo cual implica revisar(se) y renovar lo que sea necesario, por ejemplo, si cuando era pequeña guardar silencio ante una injusticia en casa me funcionaba para permanecer protegida, tengo que pensar en mis 27 años si esa manera de proceder aun me funciona y en que contextos, tengo que reconocer que en mi presente cuento con otras herramientas y posibilidades y entonces, desde ahí actualizar mi ser en el mundo.
Partimos entonces de conocerse a uno mismo, esto implica también conocer nuestra historia y aceptarla, cosa que no suele ser fácil, por eso digo que se requiere esfuerzo, pero digo también y totalmente convencida, que vale la pena. En nuestra historia seguramente encontraremos de todo, como en un camino por el bosque, habrá piedritas, piedrotas, florecitas, grandes árboles, ríos, animales, etc., y no estoy poniendo delante de ninguna de éstas cosas un juicio de valor, pues una piedrita puede estorbarme en el zapato, pero puede servirme si quiere ahuyentar un animal que me asuste o puede divertirme si la lanzo a un lago para formar hondas, así que cada uno de nosotros deberemos ir apartando los juicios de valor de nuestras experiencias para poder asumirlas, explorarlas y acomodarlas. No estoy hablando que todo será sonrisas y sentimientos positivos, al contrario, estoy pidiendo que demos paso a nuestra historia tal como es y tal como se siente. Es maravilloso poder decir “esto me duele” desde la tranquilidad de sentirnos libres de sentir.
Ésta limpieza y acomodo al armario nos permitirá ubicar con claridad lo que es realmente importante para cada uno de nosotros, nos permitirá identificar nuestro pensamiento, saber cómo y qué pensamos. Por supuesto que nos dará la libertad de sentir nuestras emociones y deseos, sean cuales sean, y entonces ser capaces de tomar decisiones en nuestra vida basados en el respeto a nosotros mismos, recordando siempre nuestra relación con el mundo, porque si el mundo es parte de mí (y yo de él) y yo me respeto, por consecuencia respetaré al mundo (con todo y el otro incluido).
Por ahí más o menos va el camino de la integridad, por la posibilidad de estar completos desde nosotros mismos y entonces ir buscando la congruencia entre nuestro rumbo, nuestro camino y nuestro proceder. Qué quiero, qué necesito para lograrlo y cómo voy a conseguirlo, por decirlo de alguna manera. Y mucho ojo, no se trata sólo de pensar en que quiero un auto nuevo o el teléfono de moda (puede ser, aunque sería bueno comprender para qué lo quiero o por qué), sino de aquellas condiciones dan sentido a la vida. Mucho tiempo he escuchado que las personas quieren un mundo mejor, pero conozco muy pocas que se esfuerzan, desde el trabajo personal hasta la acción, por conseguirlo. Por eso es que la integridad es el fundamento de toda bondad y grandeza verdadera, porque sin integridad lo que hacemos y “parece bueno o grandioso” es quizá sólo un momento de gloria para un ego vacío, es muchas veces una falta de respeto para el mundo (y por ende para nosotros mismos).
No podemos armar un rompecabezas si no sabemos dónde están todas sus piezas, así que la invitación es a buscar dentro ese o esa que soy realmente y a vivir acorde a lo que quiero, si piensas que de nada sirve que te esfuerces, entonces aun te hace falta encontrar la fe en ti mismo o en ti misma, sigue buscando cada una de tus partes, tu amor, tu confianza, tus ideas, tu creatividad, tu solidaridad, tu sonrisa, tu voz, tu placer, tu egoísmo, tu vanidad, tu ira, todo lo que eres, lo que brilla en ti y tu lado oscuro, porque cuando logres sentarte a conversar son ese lado oscuro y dejes en claro que te pertenece, entonces estarás en el camino de asumir tu vida y con ellos tu felicidad. Libre de juicio, te invito a conocerte, a ser generador o generadora de bondad y grandeza verdadera. 

sábado, 11 de agosto de 2012

La que siendo, no es

Algo o todo me distrae, y cuando nada hay para llamar mi atención, provoco al mundo para seguir la fiesta de mi mente. 
Qué puede pasar si los sueños se realizan... Qué si te encuentro hoy por la calle, qué si me miras y te miro, qué si el abrazo nos sucede, qué si la sonrisa nos invade, qué si la mar nos cobija y el sol nos alimenta, qué puede pasar si por fin despierto solo y en mi pecho estallar la verdad... 
Todo puede pasar, dicen algunos, nada pasaría, dicen otro, y no me interesa vivir averiguando lo que no sucede más que en el sueño del que despierto cada noche, una vez con los ojos abiertos es tiempo de vivir y en esta vida no te encuentras y aquel que contigo está no vive en mí... 
Somos los ajenos más conocidos, somos futuro de un pasado y presente de la nada, somos una historia para dormir de dos personas que necesitan despertar, somos los viajeros de la luna que se complacen viajando en el cometa que se dirigen al fondo de un océano de sal. 
Somos el sueño de un amante y la verdad de dos vivientes, somos nosotros a ojos cerrados y un par de yo durante el día, somos la niebla que respalda el misterio de aquel beso adolescente acompañado de la luna de un octubre que se avista lejano pero aun presente. 
Somos yo, porque tú aquí no te encuentras, porque no piensas en mí, porque eres un recuerdo, porque aquella con quien escribo es la que vive en mi cabeza, la que se quedó atrapada en el infinito laberinto de mi pecho, la que late con mi sangre y tiene más mi nombre que el tuyo. 
Y a quien fuera de mi vive, a quien inspiró la creación de esa tú que vive en mí, a ella le dedico sólo un pensamiento, un deseo de bienestar y felicidad, por todo lo que su mirada me regala cada vez que cierro los ojos y la invoco, a ella, le dedico mi pasado, porque mi presente es todo mío. 

miércoles, 1 de agosto de 2012

Luna

Todo empezó por tu nombre, años después, mirando una hermosa luna llena, me he puesto a pensar en los estados que te vi recorrer y que quizá muchos hemos recorrido, yendo y regresando una y otra vez en la vida. 

Menguando te encuentro y me encuentro en el momento en que algo en la vida te consume o me consume, poco a poco dejo ver menos de mí y tú de ti, al final una breve raya nos representa, delgada y delicada, como pintada con el más fino pincel y aunque su tamaño no nos permita resplandecer, suele ser hermosa y esconde tras su menoscabo una sonrisa para quien la sabe ver, la sonrisa de la luna a punto de desaparecer para nacer de nuevo. 

Luna nueva se llama cuando no se deja ver, como tú o como yo cuando es necesaria la soledad  y la oscuridad envuelve nuestro mundo, una ausencia de luz que permite contemplar el mundo interno en silencio, calma, existente, pero invisible, para quienes tienen paciencia aparece su silueta marcada en el cielo. 

Después de la ausencia y la renuncia necesaria vemos un nuevo renacer, poco a poco nutre su brillo, día con día deja ver un poco más de su luz y va adornando el mundo nocturno mientras anuncia la llegada de su esplendor. 

Finalmente, coronando el firmamento aparece luna llena, brillante a la vista de todos, pasea su belleza, ilumina el mundo en tonos azules y plateados, cualquiera se enamora de su encanto, en esos momentos es cuando eres tú misma y tu espíritu se encuentra libre, capaz de tomar tus sueños y hacerlos realidad sólo con el impulso de tu sonrisa al espejo. 

En cada una de tus fases, has de saber que eres hermosa, como hermoso soy yo. 

miércoles, 25 de julio de 2012

Escribir a oscuras

Hay noches en la vida en que uno se siente profundamente solo, y es apenas hoy, después de 27 años, 7 meses y 8 días de haber nacido que logro comprender que uno se siente solo por la simple y sencilla razón de que lo está, y que esas noches, algunas veces se deben vivir solo, que incluso el ánimo triste, asustado o enojado, se puede disfrutar, contemplar y aprovechar. 

Escrito en un cuaderno... 

Un relámpago iluminó la habitación por un segundo o menos, yo estaba tendido sobre la cama escribiendo a oscuras, dejando que las palabras se creasen solas, sin necesidad de la aprobación por parte de mis ojos. Podía sentir como algunas palabras estaban deformes, otras mal acomodadas y algunas más incompletas, para ese mundo ciego nada era relevante, la forma perdía sentido y el contenido valía sólo la primera vez, cuando estaban siendo escritos, pues más adelante y con la luz encendida, parecerían tal vez sólo un montón de garabatos, eso si, garabatos perfectamente acentuados. 

Aquello era como la vida, el ensayo, por imperfecto que resulte, era lo único válido, pasarlo en limpio era sólo recordar, reescribirlo es intentar, en una nueva realidad y borrarlo equivale entonces a olvidar, claro que como está escrito con tinta, olvidar se complica, se puede intentar deshacerse del papel en que se encuentra, tirarlo, mojarlo, quemarlo y todo eso no evitará que haya sido escrito.  

martes, 24 de julio de 2012

Tratando de perder

Estoy aquí, tratando... tratando porque hasta ahora no lo consigo y supongo en verdad que aun no lo intento como debo para lograrlo, siempre que me descubro así me miro a los ojos y me digo que el problema es que realmente aun no quiero... 
Estoy en la lucha de perder para ganar, de hacer un espacio de mi mundo para dar cabida a lo que viene, a lo nuevo, a lo que dicen que puede ser mejor, pero durante mucho tiempo desperté y a mi lado estaba un sueño respirando y sé que no me puedo reprochar por haber perdido o por estar perdiendo, porque a cada paso he tenido que aprender y lo que hoy sé, hace 3 años no lo sabía y hace 5 menos. Sé también que perder es necesario, que dejar ir es saludable, pero nada de eso me logra convencer de querer perder (te), aunque hace mucho que perdí. 
El río que ha bajado de mis mejillas como cascada se agolpa en mi pecho y mis piernas dobladas, ahí mismo se seca y regresa a mí y consigo vuelve el recuerdo de aquello que pretendo aun no haber perdido, pero que ahora mismo no tengo. 
Saber de qué se trata es fundamental, no se trata aquí de perder, se trata de querer ver que se ha perdido. 

domingo, 22 de julio de 2012

El ausente

Recostado sobre una cama ajena, con los ojos hinchados y dolientes por el llanto que ya no se me permite con la misma libertad que hace 10 años, mirando fijamente un punto donde nada llamaba mi atención más que el eco resonante de mis pensamientos, ahí me di cuenta que era el mismo chiquillo que en la infancia solía refugiarse en el ausente cuando se sentía profundamente solo. 
Nadie mejor que el que no está para ser perfecto, todos los que hemos vivido ausencia, en algún punto de nosotros, debajo quizá del enojo, la tristeza y la confusión, se encuentra la inocente esperanza de que todo sea mejor si el ausente aparece, si ya no hay posibilidad en lo real, buscamos un refugio en el hubiera, en la fantasía de que con su presencia nosotros seríamos o nos sentiríamos mejor, nunca lo sabremos. El ausente es perfecto desde su ausencia, desde la imagen que hemos construido de él para nosotros, el ausente resuelve nuestra vida desde el deseo profundo de que así sea, el ausente es la salida, el escape, cuando se necesita un respiro de la realidad que nos rebasa con su aplastante presencia, el ausente no es el que vive materializado en alguna forma de energía, sino la imagen que nosotros hemos construido de nuestra realidad a partir de su imposible presencia. 
El ausente es una conveniente manera de representar la falta, esa fuerza que nos hace deseantes, que si en el mundo existe una posibilidad, por pequeña que sea, nos desvivimos por alcanzar su presencia y llenar ese vacío que ha dejado en nuestro ser, si tan sólo fuera posible volver a vernos, si me diera otra oportunidad, haré lo que sea para encontrarnos, en el cielo me está esperando, y cuando hemos pasado la linea de realidad, el ausente nos atrae a la muerte de muchas maneras, la muerte real, la muerte simbólica, la muerte parcial, la muerte como transformación constante, la muerte permanente, la muerte que da paso a la nueva vida. 
La magia del ausente radica en la condición que le da el nombre y a mí la posibilidad de darle vida y presencia a mi necesaria manera. 

Todo esto para decir que pienso en ti... 

sábado, 14 de julio de 2012

Lecciones de café


Era mayo hace un año, las cosas muy parecidas a como son ahora, el calor y las lluvias acompañaban dichos y creencias populares. En la ciudad donde vivo solían reunirse un grupo de mujeres jóvenes, quizá alrededor de los 30 o 35 años, casi todas casadas por lo que entiendo, y algunas ya con hijos. Yo sabía de esa reunión porque llegaban cada mes al restauran donde yo trabajaba, me parecían personajes muy llamativos, todas bien arregladas, a la moda, sonrientes, con un pícaro sentido del humor, hacían bromas de todo tipo, también hablaban del trabajo, por lo que me fui dando cuenta que todas ellas habían estudiado y tenían un trabajo bien remunerado, eran mujeres atractivas, y no sólo lo digo yo, sino lo confirmaba al ver a mis compañeros codearse entre ellos cuando las veían entrar, de tanto en tanto compartían una sonrisa coqueta, pero que yo supiera, nada más.
Ese mes del que les hablo sucedió algo muy triste para el grupo de amigas, lo supe desde que llegaron porque hacía falta una de ellas. Esa noche el humor era un tanto sombrío y parecían estar ahí por puro compromiso. Más allá de la tristeza, algo sucedía, algo que tardé mucho en entender, no estaban hablando de muerte, pero si parecía tener que ver con pérdida de salud, pero no era eso, era algo más, las miradas no podían sostenerse entre ellas y platicaban muy escuetamente de temas sin relevancia, casi todo se trataba de trabajo.
En aquella reunión no alcancé a comprender lo que pasaba, llegó junio y sólo tres del nutrido grupo se dieron cita, al verse se abrazaron fuertemente y tras un fuerte suspiro resolvieron hablar, el corazón me saltaba, ellas habían representado por mucho tiempo una aspiración en mi vida, yo era menor y estaba trabajando y estudiando con la intención de un día verme como ellas, pensar en las cosas difíciles que podían pasar, me hacía pensar en mi propia vida, me ponía el reto de entender que en todas partes existen los problemas. Y mientras imaginaba que yo era una de ellas, se abrió la conversación.
“¿Sabes algo de ella?”, esa pregunta surgió como llave oscura que abre la puerta a un mundo que quisiera ser negado, “Supe que se divorció”, apenas era una parte de la historia. Esa noche, con actitud de apoyo las amigas empezaron a compartir sus miedos y tristezas, “He pensado que también me puede suceder”, dijo una de ellas, y las demás respondieron afirmativamente para sí mismas, yo aun no alcanzaba a develar el misterio, pero no pasó mucho tiempo antes que mi intriga se resolviera.
Todas bellas, casadas,  con un buen trabajo, algunas con hijos, aun así, nada podía protegerlas de lo que se ha gestado en nuestra sociedad para las mujeres, lo primero que descubrieron fue que una de ellas tenía el Virus del Papiloma Humano, hacía tiempo había dejado de protegerse, pues vivía con su pareja y sentía que no era necesario. La noticia fue un balde de agua sobre su ropa de moda y sus accesorios finos, nada pudo hacer que estuviera exenta de aquella pesadilla y en medio de su dolor le había llamado a una de sus amigas diciéndole que ella sabía que eso podía pasar, pero en el fondo de sí no lo creía, que su esposo era un hombre preparado y no podía creer que al menos no se hubiese cuidado. Inmediatamente pensé en mi colonia, en los hombres y mujeres que ahí vivimos, en que ninguno de nosotros concebía la posibilidad del uso del condón con la pareja, a menos claro que ya no quisieran más hijos, pero nadie pensaba en una enfermedad.
Después de aquella noche, la amiga que recibió la llamada habló con su marido sobre usar condón, nadie hubiese podido esperarse la respuesta de aquel abogado reconocido que se la pasaba en defensa de los débiles y desprotegidos, o al menos esa era su imagen empresarial, miró a su esposa y duramente cuestionó la propuesta, le dijo que en un matrimonio no cabe la desconfianza, la ofendió y cuando ella quiso argumentar su punto, le soltó una bofetada exigiendo se callara, ella, una profesionista, económicamente independiente, no pudo decir más, el miedo la puso contra pared y guardó silencio, pero jamás volvió a ver igual a su pareja. Y yo pensando en las señoras de mi colonia, esas que aguantan tantos golpes y malos tratos al día y cuando se les pregunta dicen con certeza que es por el dinero, que ellas no pueden hacer nada, que quién va a alimentar a sus hijos. Ese día entendí, que más allá del dinero, que si puede ser un factor, hay algo más, algo que se gesta en nuestra crianza en la diferencia entre hombres y mujeres, algo que nos ha dejado desprotegidas desde la raíz, pensando en eso empecé a recordar escenas de mi infancia, a lo lejos la voz de mi madre que en un grito decía “Atiende a tu hermano que ya llegó de la secundaria”, y si un día pregunté por qué yo lo atendía y no él a mí o él se atendía sólo, la respuesta llanamente fue “porque eres mujer”.
Mi madre no era mala, simplemente tenía ideas que castigaban mucho a la mujer, incluso a ella misma, la recuerdo escondiendo el dinero para que mi papá no se lo gastara en bebida, la recuerdo asustada, tragando saliva y resistiendo la lágrima, la recuerdo a veces incluso rogando, otras veces atendiendo a aquel que tanto la maltrataba. Mi padre por su lado, era torpe, un día lo vi llorando en el patio de la casa y cuando me acerqué a abrazarlo me pegó un grito que salté del susto, me di la vuelta y cuando ya me iba me llamó, me dijo que no quería que lo viera así, que él era un hombre y no debía llorar, pero que se sentí muy triste porque no podía sacarnos de pobres, le dije que no se preocupara, que mi hermano y yo íbamos a juntar para comprarles sus cositas.
Ahora, después de todos estos años me doy cuenta como aquellos mensajes entre hombre y mujer nos hacen vulnerables, nos llevan a que un día bajemos la cabeza ante otro o pongamos la mano sobre otra, porque así suele suceder, pocas veces es al revés.
Dos años después de aquella experiencia, ya no veo a las señoras aquellas tomando café o cenando ensaladas, conseguí una beca y me decidí a estudiar una carrera. Después de la revelación aquella empecé a buscar cosas sobre género para leer y creo que poco a poco voy recuperando y reconstruyendo mi ser mujer. Hoy comprendo que ser mujer no quiere decir débil, ni sensible, ni tierna, a veces ni siquiera madre, ser mujer quiere decir ser persona, y si quiero puedo ser tierna y amorosa, pero si un hombre quiere también puede serlo. Hoy camino por la vida con una sola meta, ser feliz, como persona, porque ese es el punto donde hombre y mujer nos encontramos, ambos con el deseo de ser felices, ambos siendo, antes que cualquier cosa, personas. 

viernes, 13 de julio de 2012

Pequeñas historias de un fenómeno de luz

En estas noches oscuras en que mis labios no hacen mas que cantar tu nombre, en estas horas de arena en que la sangre pierde el rumbo y mi corazón parece estallar, es ahora cuando pienso en todo el licor que me he bebido recitando como loco el sueño aquel en que de frente nos topamos, es por un segundo que me declaro pintor y en mi mente cubro un lienzo con la escena en que nuestras miradas finalmente se vuelven a encontrar. 

Sobre la mesa un pastel que lleva días esperando su destino, solo moscas y hormigas se acercan y hacen fiesta donde nada más quedó lo roto de un suspiro cuando la muerte llegó a nosotros, estábamos por celebrar 112 lunas y un velo cayó sobre la luz de nuestras vidas... uno de estos días se acabará el pastel. 

¿Te fijaste que te miro? Sé que pudiste sentirlo, yo te estaba mirando de varias maneras, fijamente, de reojo,  de manera intermitente, dulcemente, juiciosamente, curiosamente... Y aun cuando no estabas, perdía la mirada para verte, ahora mismo te miro o al menos lo intento, te miro en tu historia, en tus palabras, miraba incluso tu voz, y miro fijamente aquel momento en que nuestro encuentro fue gustoso, ¿te fijaste entonces que te miro?...


jueves, 5 de julio de 2012

Confieso

Confieso que busco los momentos a solas para estar contigo, que a mis amigos imaginarios les hablo sin parar de ti, de lo que sueño contigo, incluso cuando no eres tú. Confieso que mis noches son para evocarte y que por las mañanas te apareces con el sol; que camino al trabajo te llevo de desayuno y que eres la historia que cuento de regreso a casa. Confieso que tu sonrisa brilla en mi memoria más que el mismo sol y que tu mirada es el anhelo de mis ojos, que el agua me recuerda los momentos en tu cuerpo y la luz de luna representa en mi historia un abrazo de ti. Confieso que soy alegre danzante de tus pechos, que la sombra en las paredes me hace sonreír, que el frío de mis manos me invita a esconderme bajo las sábanas buscando el calor que abrigaba tu cuerpo en el invierno. Confieso que soy gustoso de tus palabras que resuenan en mi mente, que bajan a mi pecho y vibran en mi estómago. Confieso que justo ahora quisiera ser amo del tiempo para repetir las aventuras que me harán volver a nacer. Confieso que estoy perdido en una serie de encuentros, abrazos, besos, que son nuestros tantos viajes los que me hacen suspirar. Confieso que aun que no existieras estaría tan prendado de la imagen de la que necesito estar enamorado

martes, 5 de junio de 2012

De lo que no entiendo

Humanos, jamás los llamaría animales, nunca he visto animales herirse con saña y sin propósito, al menos yo no... Humanos somos, en efecto una especie pequeña que se ha visto rebasada por "avances" en asuntos de la vida que no podemos manejar, porque en un momento se detuvo el progreso de nuestra conciencia y estamos retrasados, literalmente nos hemos quedado atrás, ha crecido la población, ha avanzado la tecnología, la economía y la política han cobrado vida propia creando monstruos de poder, el hombre ha dejado de valer por sus actos, ahora vale por sus posesiones, y todo el mundo habla de la pérdida de valores, pero los más admirados son los ladrones, los deshonestos, hemos hecho que nuestros hijos deseen acumular riquezas sin entender que eso implica que les estamos enseñando a desear la desigualdad. 

Es una burla ver pasar un auto de lujo en una comunidad donde la mayor parte de la población apenas junta para comer. No hay dignidad en los representantes del pueblo que son capaces de ganar sumas extraordinarias cuando los índices de pobreza son absurdos, es ridículo que el pobre alabe a aquel que lo ha hecho miserable, pero así sucede, y no va a cambiar hasta que no invirtamos en despertar, en abrir los ojos, la mente y el corazón y volver a ser dueños de nuestras vidas, construir nuestro destino y entender que el de junto es mi hermano, que la idea de Adán y Eva es una alegoría para entender que venimos todos del mismo sitio, que aunque seamos distintos tenemos algo en común. 

No nos hemos dado cuenta que aun tenemos que luchar por sobrevivir, que ser muchos no garantiza la existencia de la especie (personalmente a veces creo que sería mejor darle chance a la tierra de restaurarse sin nosotros), hemos sido ciegos y tontos, torpes y necios, nos dieron un reino rico para vivir y todo lo necesario para ser felices y nos hemos ocupado de hacernos cada vez más miserables, la única fortuna que se nos ha concedido en esas condiciones es la muerte, la posibilidad de un final a este desfiguro en que nos hemos convertido. 

Ingenuo quizá, soy de los que piensa que si podemos hacer algo, pero ya, todos, juntos, al mismo son, desde la conciencia y el corazón, desde el verdadero amor que tanto se habla, ese amor que empieza por cuidar y nutrir el espíritu y compartir con el otro, el amor que se encuentra en todas partes, el amor que cuida nuestro cielo, nuestra tierra, el amor que se manifiesta en acciones, ese amor que no es comodino, que es valiente que merece esfuerzo, el amor de reconocernos y reinventarnos, el amor que nos haga comprender que a esta vida vinimos a ser felices. 

Tú ¿cómo lo haces? 


miércoles, 23 de mayo de 2012

Los hombres no tienen un lado femenino

Hace unos días asistí a una muy mala conferencia sobre género donde tuve una revelación que probablemente muchos ya hayan tenido antes, pero que ese fue mi momento personal, el momento en el que incorporé un aprendizaje como absolutamente mio. 

La lección es "LOS HOMBRES NO TIENEN UN LADO FEMENINO", ni llevan una mujer dentro, ni nada de eso, no. Perpetuar ese discurso es seguir dejando a la masculinidad sin posibilidades de ser diferente, sin opciones, no cambiamos en nada si seguimos diciendo que los hombres para ser, por ejemplo, tiernos, deben hacer contacto con su lado femenino, no tiene por qué ser así, la ternura, la emocionalidad, la sensibilidad, el amor y todas esas cosas que históricamente se han adjudicado a las mujeres, también pueden formar parte de una nueva y reivindicada masculinidad. 

El hombre tierno NO es femenino. El hombres que siente NO es femenino. El hombre que ama NO es femenino. 

De la misma manera, los atributos asignados a la masculinidad pueden ser parte de la feminidad porque los roles de género son construcciones sociales, y así como un día se asignó el llanto a la mujer, hoy podemos liberarlo y dejar que los hombres lloren desde su masculinidad. 

Sigamos aprendiendo que el lenguaje construye realidades, que este cambio que se está promoviendo donde se pretende la igualdad en unos aspectos y la equidad en otros, tiene que ver con una reconfiguración de las cosas que hasta ahora hemos dado por sentadas. La división absoluta del nuestro mundo en dos, es una de esas cosas a cuestionar, lo femenino y lo masculino, no son opuestos, no son complementarios, son productos emergentes de prácticas, creencias y vivencias. No son opuestos porque no se trata de decir "el hombre es fuerte y la mujer débil", la debilidad y la fortaleza son conceptos, que dependiendo también como se definan en un momento y para una situación determinada, pueden tener cabida en la masculinidad y en la feminidad. Tampoco son complementarios, porque se trata del mismo asunto, decir que uno tiene lo que al otro (irremediablemente) le falta, "el hombre tiene la fuerza de la que carece la mujer, la mujer tiene la sensibilidad que necesita el hombre". No puede seguir siendo de esta manera, hay valores, atributos, cualidades, características que tienen (y deben tener) cabida en ambos géneros sin que por eso se desbarate el sentir (masculino o femenino) de las personas. 

Hombre y Mujer, reclama tu derecho a ser, sentir, hacer, vivir desde la comodidad de el género con el que te identifiques y con la posibilidad de expresarte como persona de la manera que necesites en cada momento de tu vida. 

jueves, 10 de mayo de 2012

El regalo de mamá


Voy a tomar de lo que me ofrece el universo, la idea que ayer escuché en un aula de una telesecundaria de una localidad del sur de Veracruz. Una maestra planeaba con sus alumnos el regalo para el día de las madres; tenía entre sus manos una cajita color beige hecha con una hoja de papel que tenía algunas letras impresas en ella. Yo estaba ahí de paso para recolectar unos datos y quedé maravillada con la propuesta de regalo que se hacía en aquella aula, en un lugar que quizá muy pocos de nosotros sabemos que existe; pensé un momento sobre todas las cosas que se pueden aprender en los sitios más inesperados y cuánta belleza podemos encontrar en cada momento de nuestra vida. Pero he aquí la propuesta, “van a escribirle una carta a mamá, pero no usaremos frases trilladas, vamos a hacer una carta donde puedan pedirle algo a mamá sobre cómo queremos que sea con nosotros o algo que queremos que haga por o para nosotros”. Quizá pueda parecer una idea sencilla, quizá muchos de ustedes ya la han pensado y sólo a mí me resulte fascinante, lo cierto es que aquel ejercicio traía consigo varias ideas sobre la forma en que podemos encontrarnos con los demás, en este caso con mamá. 

Puedo imaginar lo que se gesta entre las paredes rayadas de las escuelas de nuestro país, en un aula cualquier con bancas de madera, escritorio pesados y pizarrones que aun funcionan con gis, carteles sobre cuidado ambiental, decir no a las drogas o el proceso de la fotosíntesis, son el marco de creaciones que a veces sólo necesitan un poco de fe. Ahí, en ese sitio, despertó para mí la idea de que pedir es un regalo. Hay tantos detalles en el ejercicio que planteó aquella docente, desde el sólo hecho de escribirle a mamá, escribirle a alguien, comunicarnos, y comunicarnos de una manera muy especial, generar una comunicación que deja evidencia y que puede ser rescatada en otros momentos de la vida; una carta, mágico, poner un poquito de nosotros en papel y entregárselo a otro como materializando nuestro amor, y en este caso especial, escribirle una carta a mamá, a ese ser que muchas veces, aunque cercano, sentimos lejos y difícil de tocar con nuestras palabras, un adulto que es importante en mi vida, y utilizo la palabra adulto para remarcar la relación entre las diferentes generaciones, para hacer notar que la comunicación entre adultos  y adolescentes o entre adultos y niños es un tema especial. Además, no es un adulto cualquiera, es uno al que yo amo, uno que me importa, uno ante el cual mi ser se torna sensible, y todos estos detalles de amor, a veces se transforman en ruido o barreras a la hora del encuentro. 

Otra parte fascinante es aquella que he mencionado donde pedir se vuelve un regalo. Pedir, ese acto que muchas veces nos limitan socialmente, porque nos han dicho que pedir es “de mala educación”, o quizá hemos recibido una mirada de esas que cruzan el espacio como una lanza acompañada de la frase “no seas pediche”, hay que ver cómo se termina traduciendo dejar el pedir fuera de nuestras vidas. Lo cierto es que pedir se vale, sabiendo siempre que el otro no está obligado siempre a dar, que a veces podrá dar y a veces no, que a veces querrá dar y otras no, y yo seré capaz de respetar su decisión en cada momento y conservaré mi habilidad para pedir.

Cuando estoy listo para pedir, es porque me he tomado tiempo de darme cuenta de lo que quiero o necesito, entonces pedir implica que estamos conociéndonos, que nos observamos y somos conscientes de nuestros deseos y necesidades; y al hacer eso libero al otro de tener que estar adivinando lo que yo vivo; cabe decir que no es obligación de nadie saber lo que yo quiero, el único que puede hacerse responsable de eso, soy yo, ¿por qué? Porque exigirle a otro que me descifre es una tarea injusta, ya que el otro no vive en mi cuerpo, no siente mis sentimientos, no piensa mis pensamientos, entonces le estoy negando la información necesaria para cumplir la labor que le he solicitado, y se la estoy negando, porque ni aunque me muera de ganas por dársela, se la podré dar toda y en todo momento, ya que mi cuerpo es mío y no puedo hacer que otro lo venga a sentir y vivir desde donde yo lo vivo. 

Entonces pedir es fantástico porque parte de la idea de que me estoy conociendo para saber lo que necesito, y además, al saber yo lo que necesito, el otro puede conocerme mejor, si yo así lo decido y evitando lo violentas que pueden llegar a ser las interpretaciones. 

Regresando al ejercicio del regalo de mamá, otra parte fundamental es cuando los hijos ofrecen un poquito de eso que siempre hemos dicho que no tenemos, nos dan una pista de cómo ser mejores padres. Si nos damos la oportunidad de escuchar a nuestros hijos, a los hijos de otros y a mi niño interior que también es hijo, aquel niño de mi propia historia, ese que fui yo y que puede tener una idea de lo que un niño o un adolescente necesita, entonces tendremos más opciones  para crecer como padres y como personas. Así como yo, adulto y padre o madre, soy capaz de enseñar a mi hijo o hija, también se vale admitir que puedo aprender de él y de mi encuentro con él o ella, y eso me abrirá puertas de desarrollo y aprendizaje, de contacto y encuentro. Bajar la guardia ante nuestros hijos y permitir verlos y vernos en ellos, aprender nuevas formas de estar juntos, formas que nos funcionen a ambos para procurar nuestro bienestar común es parte de la tarea de ser padres.

Pero esto no ha terminado, además de las indicaciones que ya he comentado, una parte que suele darse en las relaciones es la reciprocidad, quizá no siempre, quizá no en la misma medida, pero existe energéticamente ese principio de que todo está en circulación. Entonces la maestra, que tiene mi admiración por la luz que les regaló a sus chicos, habló de un compromiso con la relación, de cómo aquello que iban a pedir podía llegar a convertirse en algo que también podemos dar. Y nótese que hablo de posibilidades y opciones, porque siempre existe la libertad de elegir un camino, sabiendo claro que todos tienen sus consecuencias. 

Algo que puedo ver en el dar en relación,  es que muchas veces ese dar se convierte en invertir y además que hay cosas que te puedo dar y cosas que nos puedo dar, por ejemplo: te puedo dar un regalo, yo te lo doy a ti para que tú lo uses, lo disfrutes, yo lo puedo disfrutar a mi manera, puedo disfrutar crear la experiencia, ver o imaginar tu emoción al recibirlo, etc.; pero también, nos puedo dar un abrazo, porque cuando yo te abrazo a la vez recibo un abrazo, nos puedo dar un paseo, porque es algo que yo puedo disfrutar al igual que tú y además estaremos nutriendo nuestro vínculo al crear momentos juntos, al compartir. Así, entre las propuestas que la maestra les dijo a los chicos estaba la de “darme un beso cuando me vaya a la escuela”, “hacerme saber que notas cuando llego a casa”, “darme la oportunidad de ser responsable al levantarme para ir a la escuela”. Y cada quién tomará la que le cuadre y la adaptará a su situación, puede ser que si antes te hablaba tres veces para ir a la escuela, ahora lo haré dos o una, o buscaremos un reloj que te despierte, podemos buscar opciones que funcionen para los dos, porque finalmente mejorar el trato no quiero decir que los padres dejen de ser padres y de tener en sus manos el cuidado de los hijos, se trata más bien que ese cuidado esté enfocado a las cosas que son más importante en nuestra vida, el amor, la felicidad, el bienestar, el encuentro con esos a los que llamo mis seres queridos, es tiempo quizá de que nos exploremos en busca de redefinir nuestras prioridades procurando un modo de estar más armonioso, amigable, más gentil, uno donde podamos todos estar incluidos, ser respetados y tener acceso a un estado de bienestar. 

En estos días las madres de esos chicos recibirán de regalo lo mejor que se nos puede ofrecer, posibilidades, puertas, oportunidades, como deseen llamarle; la posibilidad de desarrollar en sus hijos la habilidad de darse cuenta, para así identificar sus necesidades, quizá si ellos lo hacen, un día también mamá y papá puedan aprender eso, el descanso que da una buena comunicación, liberarse de lo violento de las interpretaciones porque tú vas a conocerte y a comunicarte conmigo a partir de ese conocimiento,  la posibilidad de crear juntos nuevas formas de relación, todo eso y más es el regalo que, si guardan en su corazón y ejercen en sus vidas, dará luz a quienes las rodean. Espero desde aquí que la magia del regalo las alcance y con ellas a sus hijos. 

No sé lo que pasará con esas cajitas de papel que llevan mensajes de un grupo de hijos adolescentes a sus madres, no sé si para todos esto resulte tan mágico como para mí, lo que sí sé es que aprendí muchas cosas en los diez minutos que compartí espacio con esas personas, que la luz que he ganado es ahora parte de mí y que deseo compartirla con ustedes esperando algo de esto resuene y ayude a sus vidas de la manera que a cada uno mejor le convenga. Seguiré mi camino con los sentidos, la mente y el corazón abierto para descubrir a mi paso esos detalles tan hermosos de la vida. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Fuimos amigos y ahora somos hermanos, fuimos hermanos y ahora somos desconocidos. 

El amor no viene empaquetado en la sangre, las relaciones no crecen ni se mantienen por el sólo hecho de que un título nos designe familia. Recuero aquellos días en que compartíamos horas de juego, esos días en que existía entre nosotros el amor verdadero, el amor que se da en el marco de la inocencia, cuando éramos verdaderamente seres queridos, cuando nos precisaba el tiempo juntos, cuando no se habían comprado los dolores de nuestros padres, cuando no había mitad entre nosotros y éramos simplemente hermanos. Esos días los recuerdo con añoranza, pero mi corazón aprende a aceptar que ahora hay demasiada distancia, que dentro de su ser se ha albergado un dolor que no pueden conocer, que el rencor ha vencido aunque venga de generaciones atrás. Y veo con amor y con tristeza el camino que se divide, que se traza lejos unos de otros, ser familia es un ejercicio que nadie nos enseña, porque nos dicen que la familia siempre está, pero la realidad es muy distinta, yo no te conozco, tú no me conoces, acercarnos implica dolor y lastimaduras y yo no lo quiero así, pero sé bien que no puedo resolver el dolor de tu corazón, no puedo ver con tus ojos, ni tú con los míos. 

Puedo imaginar un futuro muy distinto al que hablamos cuando niños, puedo ver que ya no es cierto aquello que en el alma sentiamos, porque la sangre que nos une es también la que nos separa, y me entristece saberte lejos, y me duele despedirme más cada vez que nos encontramos, y comprendo que mi corazón se exalta porque eres tú, porque soy yo, por eso me recorre este calor y me llena de impotencia saber que se erigido ante nosotros una gran barrera, no hay culpa, es un obstáculo heredado y en esta vida quizá sea imposible de salvar. 

Hoy rindo mis intenciones, porque mi espíritu no tiene fuerzas para vencer al monstruo que se interpone desde un corazón herido por su propia historia. Respeto tu camino  y con amor levanto la mano para desearte siempre lo mejor. 

martes, 8 de mayo de 2012

Mezcla para ser feliz

Con el paso de los años uno aprende a moderarse en ciertas cosas, a veces, a mis casi treinta, no lo creo conveniente, pues creo que perder el control en ciertos ámbitos de la vida puede resultar bastante productivo, no lo sé, mientras escribo pienso y me contradigo. Quizá no tengan idea de qué les estoy hablando, bien, hace unos años yo solía ser de esos que se dan, de los que se entregan, de los que irradian cierta energía tan sólo de pensar, soñar o imaginar. Tengo varios ejemplos de eso, me enamoré y sentí como el universo convergía en el pecho de una sola persona, solía imaginar escenas de nuestras vidas juntos, dejaba todo por un rato a su lado. Hicimos el amor en la alberca, en la playa, en mi coche, en el coche de alguien más, en mi coche en movimiento, en moteles, en mi casa, en la suya, en mi cama y por supuesto en la suya, en la sala, en un parque, lo hicimos estando solos, con gente en la habitación conjunta, con gente en la misma habitación, lo hicimos de noche y de día, de madrugada y por la tarde, lo hicimos todo el día, lo hicimos en varias ciudades, lo hicimos rápido, lento, romántico, a oscuras, con velas, con la luz encendida, con la tele encendida, con música, en silencio, lo hicimos enfermos, sanos, cansados, de luto. Yo sabía hacer todo eso porque mi espíritu tenía pocos límites en cuanto al amor se trataba, ahora, tan solo un poco más grande, ya no tengo tiempo y a veces ni ganas de hacer el amor, mis "prioridades han cambiado".

Antes, ponía toda mi fe en que algo iba a salir, en que si participaba iba a ganar, en que sabía cómo ser el mejor, concursaba en todo, participaba, hablaba, hacía, iba y venía, generaba opciones, ahora, conforme he ido viendo como funciona el mundo he aprendido a callar, a sentir con moderación, a emocionarme por cuotas breves, a conservar la calma. 

No parece tan malo, me concentro mejor, estoy quizá un poco más seguro, me arriesgo menos... 

Pero qué estoy diciendo... la verdad es que daría lo que fuera por saltar de emoción aunque mañana tenga que decepcionarme, por sentir como vibra y resuena este sueño y este deseo que tengo dentro; en lugar de eso me he ganado un dolor de cabeza por contener la gloriosa imagen de un triunfo que espero con ansias, y contenerme no elimina la expectativa de lograr aquello que realmente quiero. 

Es verdad, al paso del tiempo vamos aprendiendo, y en el aprender algunas cosas sacrificamos otras, algunos nacemos para ser soñadores, y la seguridad a veces suele ser sinónimo de atadura, tengo que aprender a triunfar teniendo fe plena en mí, tengo que soñar con todo mi cuerpo y gozarme en la idea de que aquello que quiero realmente es posible. 

Quiero recuperar el sabor de las frutas, el olor de las flores, lo cálido del sol, la caricia del viento y el brillo de las estrellas, con ello haré un conjuro que me permita sentir, que me lleve a vivir de aquella ingrávida manera. Voy a mezclarlo todo hasta que me sepa a vida, hasta que destile amor, hasta que aprenda de nuevo a sentir en mi cuerpo un rayo que me recorre y sienta esos nervios cada vez que me voy a atrever a algo, porque me quiero atrever, quiero hacer realidad mis sueños poniéndole imágenes cada día, imágenes nítidas que me indiquen el camino, quiero conservar la locura, esa locura del mago y la del artista, la locura del amante, la del niño, la del animal, la de los cuentos, esa locura que a veces se parece a la felicidad. 

miércoles, 2 de mayo de 2012

Cinco párrafos de mi vida

Muy temprano, en la primera hora impar después del amanecer, después de haber tomado un baño, desayunado y arreglado para salir a trabajar, me paré sobre la acera esperando el transporte; nadie fumaba cerca y sin embargo un olor a quemado invadía mi nariz, a mi espalda un gran terreno ennegrecido por los incendios dejaba ver entre las ruinas un verde que crecía anunciando la vida que aun da pelea.
La neblina hasta mis pies y dos metros más allá de mi, me transportaba a algunos ayeres cuando llegar a algún sitio era como moverse por un túnel del tiempo, sin ver la ruta alcanzabas el destino. De pronto, un encuentro con la revoloteada institucionalidad que reina nuestro mundo, lo que es distinto de lo que debe ser y de lo que quieren que sea, nada cuadra, pero funciona, al menos para algunos. 
Llegando al otro mundo, un conglomerado de seres derraman su energía, y las angustias se ven en los ojos, junto con la curiosidad de realidades que suelen estar silenciadas, mágico planeta, momentos que nutren el alma de dudas esperanzadas, de posibilidades y me pregunto si algún día querré dejar de hacer, si llegará el día en que mi alma se apague y como todos me entregue mis sueños a cambio de una supuesta seguridad... No tengo respuesta, todo puede pasar. 
Sigo caminando y de pronto me encuentro con un retrato viviente de un holograma plasmado en varias páginas de mi álbum de estampitas donde guardo el pasado, inevitablemente tiemblo y mis ojos se resisten a apartarse, bajo conciencia de lo socialmente propio mantengo la cordura, cumplo la misión y salgo de aquel espacio donde las cenizas dejan su marca en mi frente. 
Siguiente encuentro y la sorpresa sigue, una inocente frase se convierte en motivo de mi sonroja, cierro los ojos  y sonrío mientras me despido, las palabras suenan en mi mente junto con el sonido que enmarcó mi partida. Qué cosas... Esto quizá para muchos es una mañana cualquiera, para mí, es toda una aventura, a veces la diferencia en la vida la hace la visión de quién la vive. ¿Cuéntame un poco de ti, de tu historia? Quiero leerte y saborear tus letras, quiero ver los colores que te acompañan y revivir en mi boca los sabores que haz probado, regalame la experiencia de ti que no puedo vivirla sin tus palabras. 

martes, 1 de mayo de 2012

Desde el futuro, hoy

Desde el tiempo hablo, hablo para ti que duermes en un árbol de metal sonriendo sin comprender que la luna está por caerse. Comparte conmigo el motivo de tu sonrisa, dime si es que acaso yo no veo o tu no ves, ¿quién de los dos es el ciego aquí? En la penumbra de medio día, bajo los rayos de un oscurecido sol, salta de entre el silencio el grito de un ciervo que dispara al corazón de su cazador con pura ausencia, ¡ya no existo! le grita mientras se esfuma entre las alucinaciones de un hambriento ser humano que cae postrado sobre una tierra que no es fecunda. Puro pavimento besa nuestros quemantes pies, ya el pasto es leyenda y el cantar de las aves se reproduce en un disco compacto en las bocinas de una ciudad avanzada. 
Bebamos oro y abracemos al admirador que no está ya interesado en el autógrafo de nadie, brindemos juntos chocando nuestras perfectas copas vacías, todo lo que hoy ves y conoces ha perdido sentido para tus hijos y sus hijos. En el mar se pueden ver algunas mágicas especies que han sobrevivido la batalla, en los cielos nada vuela y sobre la tierra solo crece el dolor y la tristeza, montañas de arrepentimiento acompañan a los vivos que siguen sin comprender y se arrebatan unos a otros la comida llevando la especie a la plena extinción, entonces respiró el planeta. 

domingo, 22 de abril de 2012

Ira

Desde las entrañas se yergue un dragón, sus palabras envueltas en fuego hacen trizas el canal por el que atraviesan, dentro se sienten las alas revolotear tratando de escapar de uno, mientras el pecho se contrae para mantenerlo cautivo, el pueblo entero corre, se refugia en un lugar donde no pueda ser alcanzado, un sitio apartado donde incluso, si lo destruye, no tenga mayor consecuencia en las aldeas aledañas. 
Corrientes de aire corren por el camino y el fuego toma dirección, sin darse cuenta, la llamarada ha sido conducida hacia el río, en cual fluye como si un gigante acabase de tragar saliva. Las nubes se agolpan en lo alto del cielo, aquellas que parecían suaves corderos ahora rugen como feroces guerreros dispuestos a luchar esa batalla. 
A lo lejos, ajeno al pueblo víctima del implacable dragón, se escucha el llanto hecho canción de un pueblo vecino, su cercanía ha hecho de sus habitantes amigos, amantes, familia, por lo que sus voces alientan al guerrero, sabiendo que estando en calma los dos podrán celebrar. 
Así, así es como sucede la ira en todo mi cuerpo, falta hablar quizá de los terremotos que se producen por la inestabilidad de mis pies al camino cuando el enojo me envuelve, falta quizá decir que en mis manos siento la sangre correr acaso como río de lava dispuesto a destruirlo todo, pero calma, la noche se hace al cerrar mis ojos y el fresco del viento que corre provocado por mi respiración silva apaciguando el ánimo. No puedo decir que no ha pasado nada, pero lo que ha pasado, de cierto os digo, ya pasó. 

domingo, 8 de abril de 2012

La luna en mis días cotidianos

Duermo con la prisa del mañana, no un mañana cualquiera, sino uno que abre las posibilidades del encuentro. Sueño con tu presencia, múltiples colores te acompañan y yo me regocijo en tu mirada que construyo al soñar en varios sentidos. Despierto y repaso lo soñado queriendo encontrarte y tenerte aquí, conmigo, frente a mí. Me levanto y al emprender mis labores me encuentro tus letras, sorpresivamente un torrente de lágrimas asalta mis ojos y todas las palabras que quisiera decirte se aglomeran en mi garganta; acomodo unas cuentas y las mando de regreso.
Vivo con la cabeza en la luna, repasando su contorno, llenando sus cráteres de agua para nadar en ellos, flotando más que caminando por la falta de gravedad que hacen elevar mis pies del suelo cuando creo que tras el encuentro todo es posible. Vivo con su brillo nocturno y sus repentinas apariciones diurnas, quiero llamarle del modo que mi corazón le llama. Soy el astronauta más perdido de la tierra, son un vagabundo de tu alma que prefiere la vida del sueño donde suele encontrar tu mirada, tu voz, tu sonrisa. Soy el que aprovecha la brisa para enviarte una caricia. 

viernes, 6 de abril de 2012

El lenguaje y el despertar social

Suelo decirle a la gente que para solucionar un problema, primero hay que ver que existe. Siempre uso el mismo ejemplo, me paro frente a todos, estiro la pierna izquierda hacia un lado (el izquierdo) y dirijo mi mirada hacia el lado contrario. Les digo entonces que si algo muy grande y pesado cayera sobre mi pierna y mi cuerpo colapsara por el dolor y yo dejase de sentir mi pierna, entonces no podría saber lo que suceda a menos que voltee a ver, podré estar desangrando, pero como no siento porque mis nervios al sentir mucho dolor se desconectaron, no me informan. Esa mirada que hace falta para ver que algo sucede con mi pierna, yo la equiparo con la conciencia, con el darnos cuenta, sólo hasta que podemos ver que algo sucede es cuando tenemos la posibilidad de buscar opciones para solucionarlo, y siempre digo que quizá al principio serpa muy difícil ver mi pierna herida, sangrando, quizá en ese momento sienta dolor el percibir con los ojos lo que sucede, o me de un ataque de pánico o no sé... pero después, cuando logre respirar, cuando el llanto haya cesado o cuando mis gritos hayan atraído a alguna persona, entonces podré hacer algo, quizá pedir ayuda, o mover aquello que está sobre mi pierna, aplicar un torniquete para que deje de sangrar, mientras yo no la vea, no puedo hacer nada por salvarla o salvarme, pues de seguir así, aunque yo no vea, ni sienta nada, las cosas siguen pasando y puedo perder la pierna y hasta la vida. 

Ahora bien, qué pasa a nivel social, cómo funciona, es un poco diferente cuando somos muchos la mirada no es suficiente, porque cuando somos más de uno necesitamos hablar entre nosotros para decirnos lo que pasa, en lo social, la conciencia parte del lenguaje, las cosas que pasan hay que nombrarlas para darle existencia entre nosotros, incluso para hacerlas cuestionables, cuando hablamos de algo, cuando lo ponemos sobre la gran mesa de la sociedad, se vuelve perceptible, podemos saber que existe y decirle a otros que existe, y no sólo eso, sino también podemos saber cómo existe y entonces hablar sobre si la forma en la que existe es la única en la que puede existir, desde cuándo existe, cómo surgió, dónde existe, para qué. Mientras no nos atrevamos a nombrar, mientras sigamos dando pie a la cultura del simulacro donde todo parece pare nada "es", seguiremos cazando fantasmas y no podremos atender lo que realmente nos esta haciendo sangrar, aquello que nos lastima y nos puede llevar a perder todas las piernas sociales que tenemos o a rechazar la posibilidad de tener nuevas piernas. 

Nombremos, hablemos de lo que pasa, hablemos de cómo lo vemos y lo vivimos, hablemos de nosotros y escuchemos a los otros, encontremos en el compartir las posibilidades. El silencio a legitimado muchas cosas que nos lastiman como la violencia, hablemos con nosotros y entre nosotros, hablemos para relativizar muchas de las normas sociales que nos hacen daño, como el estigma y la discriminación. Habla conmigo, yo quiero hablar contigo. 

miércoles, 4 de abril de 2012

Miradas

Hace algún tiempo, años en realidad, varios, más de cinco por lo menos, contaba con un grupo de amigos en el que reinaban las mujeres y éstas decidieron tener una "noche de chicas", a lo que el caballero, pareja de una de ellas y yo, amigo de todos pareja de nadie, decidimos responder con una atinada "noche de chicos". Las chicas en su noche fueron a bailar, y sin duda a sentirse libres de vivirse coquetas, seductoras, a permitir que las copas fueran y vinieran patrocinadas por alguien que gustase de verlas, finalmente esas son algunas de las libertades que la presencia masculina les niega. Nosotros, por nuestra parte seguimos una "tradición" muy de machos y nos fuimos a un "table dance". Bien, lo que hoy me remite a esa noche, es que me ha pasado algo similar desde lo más sutil de mi experiencia. Sentado en la mesa viendo a las chicas bailar una pieza rápida y una lenta, quitándose la ropa poco a poco, me sentía extraño y realmente poco seducido, pero como en todas las historia llega el momento en que todo cambia, y así fue, de pronto una bailarina con experiencia, no es que yo lo sepa, es que lo sospecho, salió a escena y se convirtió en mi centro de atención. Cuando mi compañero logró notar que por fin habían despertado mi curiosidad me preguntó cómo me gustaban las chicas o qué me gustaba de ellas, lo pensé por un momento, y en un breve repaso comprendí la diferencia entre ella y las que habían salido a bailar con anterioridad. Entonces, ya iluminado, y no precisamente por los reflectores del lugar, pude responder a mi compañero de juerga, "me gustan las que me miran" le dije, creo que fue una respuesta con poco sentido para él y quizá en ese momento había muchas cosas que lograron interesarle más que mi respuesta, ante la cuál supongo no tenía nada que discutir, pues creo que esperaba la oportunidad para abrir una conversación sobre los cuerpos y sensuales movimientos de las bailarinas, pero las miradas son muchas veces devaluadas como elemento seductor en esos lugares. 
Bien, aquel momento terminó ahí y hoy me sirve de referencia para comprender algo nuevo. Recientemente, la semana pasada, fui al Distrito Federal a un taller sobre temas de mi interés, en una de las actividades se dio la ocasión de conocer a un chico de modos muy amables y mirada insistente, desde ese momento me sentí a gusto y sin embargo sabía que por la naturaleza del encuentro quizá sería sólo un momento. Hoy, gracias a las redes sociales (virtuales) he vuelto a saber de él y me regresó la grata sensación de su mirada, haciéndome pensar en todo lo que viene con el contacto. 
A mi, la mirada me seduce, porque me da existencia, la mirada es la posibilidad de existir, de ser creado y recreado más allá de mis límites, donde ni siquiera yo me puedo conocer, la mirada acaricia, celebra la vida, da lugar, la mirada nos coloca en la memoria, y en algunos casos nos lleva a ser nombrados, esa es la mirada que a mi me place, la misma que yo le doy a las estrellas aunque no sean más que un cúmulo de gases, así también al otro le doy mi mirada y cuando el otro me mira, yo me regocijo en mi existencia, en la presencia y en la posibilidad del amor, del un amor que no siempre se empareja, de un amor que no siempre es sexual, ni erótico, ni romántico, de ese amor que tan sólo se vive como la alegría de que tú existas, eso es lo que a mí me provoca la mirada, por eso cuando se me regala la recibo, porque me nutre, me dibuja, de anima. Soy en parte el reflejo de luz que al contacto de los ojos forma mi imagen en ti. 

jueves, 8 de marzo de 2012

Celebrate Mujer

Mujer, en este día muchas naciones celebran tus triunfos y tu ser entero. Mujer que inspiras pero que ahora sabes bien que también produces cuando la inspiración te toca. Mujer que provocas extendiendo esa palabra a lo posible. Mujer que mueves, que creas, que vives y sientes. Mujer tu historia se revela en la mirada de todos quienes tu nombre pronuncian, mujer merecedora de la honra, mujer que eres mujer y más, mujer persona, mujer humana, mujer niña, mujer abuela, mujer siempre madre, una sola con la naturaleza, que aun si en tu vientre no llevases al hijo, eres madre espiritual en el universo. Mujer que ante ti se posa la fortaleza y la dulzura de todas las que te precedieron, a ti dedican este día y tú dedica tu año a ser feliz. 

Muchos pasos has dado en esta lucha, y muchos más faltan por andar, mujer sigue adelante y que tu compañero haga su propia lucha para encontrarse y compartir camino. Mujer y hombre no son iguales, y en la diferencia merecen amor y respeto, derechos y espacio, mirada y bendición. 

lunes, 5 de marzo de 2012

A la luna sin una letra

Tengo para ti la torre Eiffel metida en un frasquito, tu auto preferido sin problemas de estacionamiento, todos los tonos de azul para que elijas el que mejor te acomode al día y si ninguno cuadra, tengo también un arco iris. Tengo un reproductor de música con tantas canciones como te sea posible desear, con los audífonos diseñados especialmente para tu anatomía. Tengo café siempre listo para acompañar tu día y dotes de cocinero para alimentar tu alma, todo sazonado con amor. Tengo un catálogo con mil paisajes para contemplar a tu lado y la cámara perfecta para capturar los instantes. Tengo las ideas que me inspira la locura que dejas vivir en mi, para acompañar nuestras tardes con frutas de muchos colores y encender por las noches las velas que del aroma a nuestro hogar. Tengo un deseo profundo grabado en el corazón de mi propio corazón que lleva por siempre tu nombre y que grita fuerte por tener una segunda oportunidad. Tengo diez libros y dos idiomas que compartirte, la posibilidad de escribirte y de inventar contigo una nueva forma de hablar. Tengo la mitad del corazón que era nuestra armonía y un nuevo anillo ansioso por colgar en tu cuello. Tengo la misma torpeza y los mismos nervios que recuerdas, la misma mirada y sonrisa y un pecho más fuerte, menos cruel y más bendito. Tengo en invierto el calor que en primavera tanto te agobiaba. Tengo un nuevo peinado y la misma cara. Tengo en la espalda tatuado el símbolo que elegí para caminar en la vida, vida en la cual sigues incluida. 

jueves, 1 de marzo de 2012

La gota

Que me llueva una gotita, una sola nomás. Miro al cielo todo el día, ya no sé ni que postura sostener, lo he intentado sentado, he tratado acostado y muchas horas he pasado parado. Nada. Y mi alma se agota al darme cuenta que no cae ni una gota. En mi frente, en mi boca, en mis ojos o en mi nariz, todo el día la paso esperando a que el agua toque una parte de mí. A veces miro al suelo y me doy cuenta que está todo mojado, mojado mojadito, hasta charcos he pisado, pero nada sobre mí. A veces veo las gotas, como caen a lo lejos, algunas cruelmente salpican a un lado de mí, me dicen "no soy tuya", "no he caído para ti". Yo no puedo apartar los pies de este cuadro de tierra, de este metro cuadrado donde ansío sentir una gota de agua caer sobre mí. He intentado avanzar a un mundo más húmedo, o quizá al desierto donde al menos sepa que no debo esperar, pero nada que pasa, si un ratito me duermo cuando abro los ojos estoy en el mismo lugar. He pensado escupir con la cara pa' arriba para ver si a mi mismo me pudiera mojar, pero agua y saliva no son la misma cosa, seguiría esperando a la hija del mar. En este lío sin vuelta, donde mi felicidad se pasea en las nubes muy lejos de mi hogar, he comprado un paraguas para ver si el desprecio la hiciera reaccionar, pero al verlo la gota se ha mofado cruelmente pues ella hace y deshace cual es su voluntad, sabe bien que yo soy incapaz de abrirlo sobre mi seca cabeza pues en ese instante quizá decida saltar esa gota burlona y lo voy a lamentar.

Un buen día soleado, al deslumbrar del sol he bajado la cara para reacomodar, cuál ha sido la sorpresa que cambiara mi vida, un amigo elefante me ha enseñado a luchar, con las manos o trompas por los sueños queridos y en ese mismo día me he decido a comprar, una larga manguera con que mojarme solo, así ando la vida bailando en los prados y desde aquel día he dormido mejor, sabiendo que soy dueño de mi propio destino que gotas y chorros caerán sobre mí, cuando en cualquier descuido yo abra la llave y moje mi cabeza y cara con todo y nariz.