miércoles, 13 de mayo de 2015

Verdugo y Estrella

Siéntate conmigo en esta oscuridad, pero no vengas al infierno que habita en el calor de lo más profundo de este mundo que sólo es mío. Puedo invitarte a la magia, pero no a las cenizas, puedo amanecer en el sueño pero no llevarte a mis pesadillas. No es posible que regrese al purgatorio de los fantasmas reencarnados; el tercero, el cuarto, el quinto, cualquiera más allá del segundo después de ti, es motivo para despertar la ira de quien tortura mi esperanza. 
Segundo bote de suero, bastón a un lado de la cama, un par de libros fingiendo que son proyecto y en esta habitación llena, escapando de la física, resuena el eco de una maldición marcada en la historia. Quién será el dueño de la voz que habita en mi cabeza, quién estará detrás de la risa que se burla de mi fe, cómo encontrar su rostro y vencer esa mirada que resulta en un rayo paralizante y que pretende volverme loco diciendo que no es verdad todo lo que está perfectamente sustentado en cada segundo que respiras a mi lado.
Busco solución en aquello que pueda reparar el punto que pretende hacerse grieta y romperme nuevamente. Ruego compasión a éste despiadado mundo, para que aquello que sería una definición perfecta de belleza, se abra paso en mi alma y guarde cada sutil gesto que tu ser esboza. Pido al universo lo necesario, la fortaleza, paciencia, valentía, serenidad, la prevalencia del amor por encima de toda esta accidentada humanidad. 
Voy a sentarme a respirarte hasta que te vuelvas vida, voy a pintar entre las nubes un mensaje que te alcance al fin del mundo si te fueras, voy a renunciar a la piel que me guarda para que sea tu abrigo en las madrugadas con frío, voy a ofrecer lo que tengo y a buscar lo que me falta, voy a hacerme digno de la magia que habita en el espacio que dejamos ocupar por los alientos que se separan llevándose consigo un poco de la vida que nos habita.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario