jueves, 2 de abril de 2015

Hasta que la luna nos separe

Recién estoy reconociendo el escenario y ya quiero comenzar a poner letras por todas partes... es algo que me pasa cuando pienso en ciertos colores, como el de unos ojos y el contraste de ciertos tonos de cabello que tienen de fondo una piel... una hermosa piel. La vida es así, hoy me miro soñando que todo el atropello tiene una razón de ser y que la esperanza es lo último que muere (entiéndase con esto que la esperanza no es tuya ni mía, pues ha de morir al final de todo, incluso de nosotros mismos). 
No tengo recuerdos de alguna primera vez que no sea la que se quedó tatuada en mi memoria. No reconocería la escena donde sentí llegar el primer rayo de luz que me pareció en aquel momento que era la luna misma, no podría decir la razón de mi ceguera ante el brillo que de todas partes emanaba. Nada de eso, yo soy el más desatendido de los inusuales seres que vienen de mi planeta. 
En cambio sí puedo decir que hay una vibración en el color que tiene tu voz que me hace sentir como si un atinado vaquero lanzara la cuerda para tirar directamente de mi corazón. También soy plenamente consciente que de un tiempo para acá he enloquecido por completo, y me gusta más que cualquier cordura que me haga comer lechuga por las tardes. Estoy seguro que no hay nada más delicioso que la nieve en nuestro paraíso y la lluvia dando concierto... y al final de todo esto sólo pido que me dejen soñar, que quizá en mi mundo no te encuentres ahora mismo, pero en mi pecho sí, quizá la vida no reconoce la belleza más allá de lo que se encuentra al alcance de la mano con la plata, pero yo me siento millonario de ilusiones cuando miro aquella laguna donde aterrizará (no pudiera ser literal pues en la laguna hay agua, no tierra) mi alma. 
Soy yo, estoy aquí, recién abrí los ojos gracias a la tempestad que azotó mi cara, apenas hace dos segundos que volví a la vida o la vida volvió a mí, he pensando incluso que si nos ponemos aburridos es la vida la que se va de nosotros y hasta que no presentamos una aventura que valga la pena, nuestra vida anda vagando de parque en parque, de museo en museo o de bosque en playa... 
Yo quisiera hacer una promesa, pero las promesas hace tiempo no suelen cumplirse, sobre todo porque padecemos de mala memoria, así que mi remedio, consuelo y propuesta es decir y hacer ahora justo lo que quiero, dejar que mi corazón entable un diálogo con el mundo y sobre eso colocar mi anhelo por encontrarme un día viviendo la magia de unos labios que pudieran parecer tornasol. 
Mi alma contigo, hasta que la luna nos separe. 

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