lunes, 21 de septiembre de 2009

Una de las 10 000 cosas que ya me sucedieron

Una tarde cualquiera de otoño tuve la gracia de caer como buen actor de comedía fina resbalando con las hojas secas (paradojicamente humedas) para caer sobre mi mochila y levantando ambos pies al cielo como reverencia a un Dios que se complace con los clichés...

No hay comentarios:

Publicar un comentario