miércoles, 23 de septiembre de 2009

Una de las 10 000 cosas que ya me sucedieron

En estos días he estado recordando esas pequeñas y tan curiosas cosas que ya me sucedieron y una particularmente ha rondado mi cabeza... Yo como toda la gente normal (je) me he rayado con un lapicero, pero lo curioso no fue eso... Un día, uno de esos días en los que tenía tiempo para rayarme la mano completa con una pluma de esas clasicas, empecé a decorar con pequeños símbolos la palma de mi mano... Todos saben que la adolescencia es una de las etapas de la vida en que uno puede (casi debe) tomar siesta. Y nada como levantarse al baño en medio de la siesta, sin embargo, todo se torna diferente cuando en mi rostro aparecieron una serie de marcas tipo tatuaje, de procedencia misteriosa y haciendo ruido a una mente somnolienta estaban ahí, en mi mejilla todos los simbolitos que había dibujado en mi mano. Es divertido recordar mi desconcierto y el tiempo que tardé en concluir de donde habían salido las marcas de mi rostro, pues han de saber que mi lógica no respondío de inmediato y todas las conjeturas divinas que caben en una mente adolescente y establemente retorcida me hicieron sentir profundamente especial. Cosas que uno vive solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario