Ella es una imagen recurrente, un ensayo de algo lejano, un deseo, mi filosofía del amor hecha realidad. Ella quizá no existe, pero me ama, ella encarna la frase Amor es Presencia, la comprende y la vive conmigo. Para ella no hay nada más importante, porque ella es también lo más importante para mí. Ella es la que vuela y la que no se salva, y yo vuelo con ella y dejo de intentar salvarme. Sabe quedarse, me llena todo sólo con ser ella. Ella será la que duerma esta noche conmigo sosteniendo mi cabeza, repitiendo con paciencia que todo estará bien. Ella es mi calma y mi lugar seguro, mi mundo de verdades, mi fortaleza, mi objeto de fe. Ella pacifica mis demonios porque anda sin prisa, a su lado yo me vuelvo un sol brillante, libre de temores y mi corazón se fortaleze. Ella me habla al oído y me pide que la busque, que un día cuando decida he de encontrarla y estaremos listos. Ella me aleja de ti, porque me enseña lo que falta y que resulta indispensable para mi corazón. Ella sé tomará el tiempo para ser soñada, mientras tú duermes en tus laureles evitando pensar, dejando de hacer. Y yo correré hacia ella, porque aunque jamás la encuentre, prefiero vivir buscadola que rendirme, ella no me deja más opción, porque ha hecho su caricia y su abrazo tan confortante y lleno de amor, que necesito sentirlo, porque me ha acompañado en las noches de llanto solitario, porque ha comprendido la fragilidad y fortaleza de mi espiritu y por eso sabe sacar lo mejor de mi. Ella evitará que esta noche yo te espere, porque tú no estas, pero estará ella, dentro mío, sanando el quebrando que dejaste a tu siempre apresurado y desinteresado paso. Disfrutemos lo que viene mientras ella no reclama su lugar, porque después de haber saltado de la luna, soy capaz de cualquier cosa por ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario