viernes, 28 de octubre de 2011

De un pueblo...

La fiesta sabe, el dolor se escucha, la música pasa caminando y los niños levantan las manos para saludarla, un marco de madera invadido de polilla baila al sonido de un plato de mole, nada parece estar en su lugar y, sin embargo, todo se acomoda. Una certera calma resuena estruendosamente en el palpitar de las mentes sabias.. "Que se detenga todo, paren la música, alto a la fiesta" ... y con pausa automatica nos deleitamos en lo inmovil de un silencio que nos provee de vida y descanso. Nunca antes la muerte supo a gloria, nunca antes la paz se escondio bajo tierra. Ahora si los pueblos que lloran el nacimiento y celebran la partida son comprendidos, ahora si la tierra es el espacio de encuentro, lo mismo de demonios que de ángeles y santos, todos viviendo en el espacio de lo humano, todos convergen y se mueven a un ritmo constante, acompasado, inigualable, taciturno y a ratos explosivo... Nada estoy diciendo, sólo la tradición de un pueblo que no tiene territorio, que sólo es pueblo, que se mueve con el viento y nos alcanza a todos, nos regala su gentilicio como etiqueta necesaria, todos somos de ahí aunque nadie lo sepa. Cuando sale el sol, cada sitio vuelve a ser el mismo.

1 comentario:

  1. Magnífica entrada, emotiva y expresiva. Con mucho énfasis en las palabras para abordar tradiciones y temas serios.
    Un saludo

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