lunes, 7 de noviembre de 2011

De lo que estoy siendo

En el azul del mar hay miles de colores, más que los cientos de tonos de verdes que podemos contar en un paisaje de campo. Las nubes, en su siempre continuar crean a su paso millones de efímeras formas. Ningún camino es el mismo al regresar, pues nuestro andar, el paso puesto en esa tierra ya la ha modificado. Decidme entonces, en ese mundo de formas, colores, posibilidades y transformaciones, por qué he de ser yo el mismo cada día; por qué se me ha de cuestionar un cambio de opinión, un aprendizaje o incluso la renuncia a lo antes adoptado. Yo soy el mar, el campo, las nubes y el camino. Soy las aves, las hojas, los peces, el viento mismo. Soy la laguna y la pradera, soy la meseta y la montaña, soy el río y a mi paso esculpo rocas y soy a la vez, la roca que esculpo. Hoy me miro en este paso, en un ir y venir sin contemplar fracaso, pues cada intento es un logro en el nutrir de mi alma, no busco la eterna calma, sino el bailar de mi fuerza en comunión con el silencio que susurra en el lado oscuro de mi pecho. Dejo aquí la orquídea que he robado, dejo una vela encendida pretendiendo ser incendio, dejo la telaraña en mi conciencia y el clamor de un vaso medio lleno.

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