lunes, 14 de noviembre de 2011

Abrazo de viento

En la noctura visión de un sueño se encuentra la razón de mi desvelo, en el oleaje del mar ardiente podrás ver mi pasión latente... Yo no predico más allá de lo que creo, ni creo por siempre lo mismo. Me transformo y renazco cada tanto, para seguir en el mundo caminando. De borroso rostro es mi destino, de sangre fria mi coartada, de dulce contenido mi mirada, pues asesino soy de la nada. He venido a pescar en el desierto, de aire una caricia y en el viento, un abrazo que perpetre mis sentidos, que colme mi razón y deje a su paso un alarido. No soy yo un atleta, ni guerrero, no soy vencedor de mil batallas, sólo soy algo más que dos canallas que roban a la vez un corazón. Soy un jugador que en el casino, todo apuesta a un número que pierde, pues no es razón del azar lo que predice, como no es fácil pensar cuando la sangre hierve. Forastero de mis ojos siempre he sido, encantado de sonrisa, Dios de nadie, entregado a una vida que sucede cada día y su alma me regala con el baile. Nado en el púrpura de la sabiduría, de una niña que en mis ojos pinta y juega, de magia veo el mundo aunque en mi vida, siempre diga mi juez que voy a ciegas. Me despido ahora de este rato, en que entrego a mis signos un retrato del amor que acontece en la pradera de mi invierno y lo vuelve primavera. Sin sentido escribo para quien entiende, el tunante andar que traen las flores, al pasar días y años en maceta, cuando el campo las reclama con el grito de los grillos y las aves. Nada rima en mis palabras, nada suena, nada sabe, nada huele, ni enevena, nada siente un hombre anestesiado, que a su vida le cortó las venas.

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