lunes, 3 de agosto de 2015

Breve historia de la caída (vuelo)

Parado a la orilla de un abismo sin fondo, con el viento a sus espaldas empujándole hacia un destino que parecía irremediable, con las voces de los jueces cantando una sentencia de los colores de la imaginación de quien vive del miedo y del dolor; ahí, en ese escenario imposible para la esperanza, sin aparente salida, con la facilidad de entregarse a la muerte de su esencia para atender el llamado a gritos de quienes han perdido la fe; en ese lugar desierto para los ricos en sueños, a la vista de todos inmóvil, en el segundo que estaba por entregarse al vendaval, vio de reojo la magia erigida en forma de quien le había esperado también, toda esa vida. 
Con los cabellos volando al viento y los ojos irradiando lo que parecía el último destello de vida, ahí sintió su mano sostenida en la suavidad de un deseo más firme que cualquier muralla y, sin embargo, tambaleante. 
De tanto sentir, apenas alcanzaron a pensar, a la cuenta de los latidos de sus corazones, saltaron  al abismo y en el camino de caída recordaron que siempre habían sabido volar. Abiertas sus alas, recorren un mundo pintado con todo tipo de texturas, haciendo de los bosques un concierto y de las nubes el hogar para la esperanza donde han de poner sus manos y que ha de latir con su amor, que sabe tanto creer como crear. 

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