domingo, 16 de agosto de 2015

Gaspar

- Te lo digo Gaspar... Gaspar ¿Cierto?
- Si, señor
- Gaspar, yo jamás he escrito una carta como esa...
- ¿Cómo cuál, señor?
- Como esa que hoy quiero escribir
- Disculpe, señor, pero no sé qué tipo de carta necesita usted escribir
- No necesito escribirla, pero quiero hacerlo
- Quizá si me dice usted el propósito de la carta...
- Ese es un buen punto, Gaspar, para qué se escribe una carta así...
- Lo siento, señor, no creo poder ayudarle, no comprendo nada...
- Lo mismo pienso, Gaspar. Yo creo que lo entiendes todo, lo que pasa es que nada tiene sentido, tampoco para mí lo tiene...
- Suena muy complejo lo que está pasando, señor
- A todo esto, Gaspar... ¿tienes hijos?
- Si, si señor, pero eso qué tiene ver con la carta que usted necesita... quiere escribir?
- No lo sé, Gaspar... te lo digo, no sé nada esta mañana
- Seguro que sabe su nombre, al menos, señor, bueno... sabe el mío...
- Eres muy gentil, Gaspar, la vida debería premiarte por eso
- Me ha premiado, señor, tengo trabajo, familia, un techo...
- Gaspar... eres un gran maestro... gira a la derecha en la siguiente, por favor
- Si, señor, pero yo no soy maestro, yo apenas sé leer y escribir
- Hay muchos tipos de maestros en este mundo, y te lo digo, Gaspar, tú eres de los mejores... de los que enseñan viviendo, con toda la autenticidad de una vida humilde...
-Eso si, señor, eso sí lo reconozco, yo he crecido con pocas cosas, pero seguro estoy, que lleno de humildad
- Lo has dicho todo, Gaspar...
- Ya casi llegamos, señor
- Así es, mi estimado Gaspar...
- Muchas gracias, señor, por la estima en sus palabras
- A ti, por acompañarme
- Que todo le vaya de la mejor manera, señor...


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