martes, 26 de octubre de 2010

Mi relación bipolar con la vida

Los ojos arden, un poco de cansancio y otro más de la acidéz de unas lágrimas que no se animan a salir. Cansado ya mi cuerpo de llorar a solas, en esa soledad que sólo los amorosos conocemos, la soledad de Sabines y de Benedetti, la soledad a solas y concurrida, la vacía y llena de rostros y lunas menguantes... pero hablabamos de qué cosa hacía yo cansado, con las manos temblorosas, con el alma debatiéndose entre la caricia que le hago cada día a mi leyenda personal y el vacío de un deseo que parece del tamaño del cañón del sumidero... Así, en esas condiciones me encuentro, y debo confesar que me encuentro feliz, feliz en el descubrimiento de que la vida se mueve, de que vivo transformandome cada día, cada pequeña partícula de mi se mueve y se transforma, por qué no habría de hacerlo yo mismo... Conozco el dolor y lo amo, lo amo porque tiene sentido, porque habla, porque si no lo escuchan grita! porque no es más que una alerta, un noble aviso y si lo escuchas te ayuda a ser mejor, amor el dolor porque soy de su misma naturaleza, hablo y si no me escuchan grito, bendito el día en que aprendí a ser dolor... Amo la paz, la paz y la alegría de los hombres que ven al mundo con esperanza, que encuentran deseo y pasión en su vida, porque una vida sin pasión no tiene sentido...

Haré una pausa... me estoy rompiendo...

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