viernes, 20 de mayo de 2011

Ahora resulta que fuimos amantes y somos amigos, no señor, eso es como decir que se ha aniquilado un sentimiento, es que acaso no sientes una presión en el estómago cada vez que nos encontramos, o será que tus ojos ya no miran mi boca deseando callarla con un beso y el más mínimo roce te hace estremecer haciendo resonar  ruidos extraños en tu mente... no te creo nada, eres una auténtica farsante, la misma farsante que amaré por el resto de mis días...

Aquel reclamo sonaba sin sentido en mi cabeza, cómo si una extraña interferencia estuviese generando pensamientos aparentemente ajenos a mi realidad, me acercaba cada vez más a la esquizofrenia con un poco de temor y otro más de agradecimiento. Cuando lo pensaba con gracia era como haberme instalado una radio en al cabeza, a veces música, otras más esa extraña novela, incluso mis antojos partían de una serie de vividos comerciales. Y qué podía hacer... si hasta en sueños se repdocucían historias que me llevaban a amanecer agotado de vivir en mi mente. Las cosas que lograban calmar el ruidero aquel me hacían parecer loco en el mundo, eso sí, me sentía muy feliz, pero no tenía un lugar.

Vamos a resolver esto, lo diré con pocas palabras, no puedo vivir sin ti, te necesito, me resuenas en los huesos, corres por mis venas disuelta en mi sangre y eres la protagonista de mis noches de desesperación... Te amo, te amo involuntariamente, te amo enojado ya de tanto amarte sin tenerte...

Era intenso, quizá lo que yo no había conseguido en mi mundo real, mi fantasía lo recreaba para llenar el vacio que debía estar ocupado por mi locura. Debía quizá ponerlo bajo el nombre de lo oscuro, pero lo cierto es que aquella intensidad que se vivía dentro de mí y a la vez muy aparte de mí, me daba lo que creo que Hyde al Dr. Jekyll. Empecé a preguntarme si mi destino sería el de aquel triste personaje. No lo sabré hasta que llegue la hora. Iré por lo pronto a distraer la mente (burla a mi mismo, eso es imposible).

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